2/03/2019, 00:00
Daruu se encogió de hombros, soltó la mano de Ayame y señaló con la palma hacia arriba su rosada nube dulce.
—Pues... esta en concreto, supongo que porque se desharía bajo la lluvia —dijo—. Respecto a los helados y los granizados... Bueno, estoy seguro de que cuando vuelvas a Amegakure no te apetecerán tanto. —Se echó a reír—. ¿Pero en serio no los has probado? ¡Pues un día nos comemos uno, en verano! Claro que sí.
»Oh, pero hay muchas cosas dulces en Amegakure, empezando por los pasteles que prepara mi madre. Y hablando de mi madre. ¿Has probado alguna vez los Amedama? —preguntó—. Aparte de mí. Ya sé que soy todo un caramelito. —le guiñó un ojo sacándole la lengua.
—Pues... esta en concreto, supongo que porque se desharía bajo la lluvia —dijo—. Respecto a los helados y los granizados... Bueno, estoy seguro de que cuando vuelvas a Amegakure no te apetecerán tanto. —Se echó a reír—. ¿Pero en serio no los has probado? ¡Pues un día nos comemos uno, en verano! Claro que sí.
»Oh, pero hay muchas cosas dulces en Amegakure, empezando por los pasteles que prepara mi madre. Y hablando de mi madre. ¿Has probado alguna vez los Amedama? —preguntó—. Aparte de mí. Ya sé que soy todo un caramelito. —le guiñó un ojo sacándole la lengua.