4/03/2019, 03:16
(Última modificación: 4/03/2019, 03:18 por Inuzuka Etsu. Editado 2 veces en total.)
La chica agradeció el nuevo elogio a su peculiar estilo de pelea por parte del genin. De nuevo, ni tartamudeó ni le faltó intensidad hablando. Parecía emocionada, tanto o mas que el Inuzuka. Sin duda, el destino a veces era mas que jocoso. Había unido a dos luchadores que disfrutaban con el combate como si se tratase de una fiesta en la piscina. A cada puñetazo, a cada patada, a cada luxación... los chicos se veían más concentrados y metidos, pero no por ello mas distantes y fríos.
Etsu se lanzó al ataque. Una acometida veloz que terminó con una patada clavada en la guardia de la chica. Un bloqueo excelente por parte de la chica de trenzas. Pero el Inuzuka no quedó quieto tras ese primer golpe, justo tras la patada lanzó un puñetazo, que a duras penas llegó a bloquear la chica. Apenas bloqueó con el brazo encogido, giró sobre sí misma, evadiendo con ello la segunda patada del rastas.
«Buena, muy buena...»
Ranko aprovechó la propia inercia del giro para alzarse con un rodillazo que buscó el costado del chico. Mas este se cubrió tanto con el brazo como con la pierna, una protección fuerte ante un golpe que sin duda iba con fuerza. Tanto el chico como la chica tomaron distancias, alejándose casi al mismo instante el uno del otro.
Ambos continuaron con una guarida alzada y sin dilaciones. Mas con una sonrisa entre dientes.
Fue en ese instante que la chica hizo un leve inciso, preguntando al joven cuál era el nombre de su estilo de combate. Ella también reconoció que ese estilo no era el de la academia. Razón no le faltaba, y decía mucho que fuese capaz de reconocer algo de ese estilo. Sin duda alguna, esa chica era bien diestra en Taijutsu.
—Así es. Se trata del puño de hierro, es el estilo familiar que enseña mi abuelo en el dojo —hizo una leve pausa, extrañado —¿nunca oíste del gran dojo del viejo Inuzuka? Hasta hay lista de espera para poder entrar, el estilo familiar es bastante famoso.
Sacudió las mano, estirando de nuevo la guardia.
Apretó los puños, tomó aire, y salió de nuevo al ataque. Avanzó rápido y directo, sin oscilación alguna. Casi tan tosco como el meteorito que extinguió a los dinosaurios. Antes de llegar, se lanzó en un salto. Un salto bastante raso, que no buscaba la ventaja de la altura, si no la sorpresa del acercamiento brusco. El Inuzuka lanzó su pierna derecha, pero no era mas que un engaño. En última instancia, recogería la pierna y la clavaría para tomar apoyo. Con las mismas, giraría sobre sí mismo con esa pierna de apoyo, y la zurda totalmente estirada en pos de acertar con una patada horizontal a la chica.
Etsu se lanzó al ataque. Una acometida veloz que terminó con una patada clavada en la guardia de la chica. Un bloqueo excelente por parte de la chica de trenzas. Pero el Inuzuka no quedó quieto tras ese primer golpe, justo tras la patada lanzó un puñetazo, que a duras penas llegó a bloquear la chica. Apenas bloqueó con el brazo encogido, giró sobre sí misma, evadiendo con ello la segunda patada del rastas.
«Buena, muy buena...»
Ranko aprovechó la propia inercia del giro para alzarse con un rodillazo que buscó el costado del chico. Mas este se cubrió tanto con el brazo como con la pierna, una protección fuerte ante un golpe que sin duda iba con fuerza. Tanto el chico como la chica tomaron distancias, alejándose casi al mismo instante el uno del otro.
Ambos continuaron con una guarida alzada y sin dilaciones. Mas con una sonrisa entre dientes.
Fue en ese instante que la chica hizo un leve inciso, preguntando al joven cuál era el nombre de su estilo de combate. Ella también reconoció que ese estilo no era el de la academia. Razón no le faltaba, y decía mucho que fuese capaz de reconocer algo de ese estilo. Sin duda alguna, esa chica era bien diestra en Taijutsu.
—Así es. Se trata del puño de hierro, es el estilo familiar que enseña mi abuelo en el dojo —hizo una leve pausa, extrañado —¿nunca oíste del gran dojo del viejo Inuzuka? Hasta hay lista de espera para poder entrar, el estilo familiar es bastante famoso.
Sacudió las mano, estirando de nuevo la guardia.
Apretó los puños, tomó aire, y salió de nuevo al ataque. Avanzó rápido y directo, sin oscilación alguna. Casi tan tosco como el meteorito que extinguió a los dinosaurios. Antes de llegar, se lanzó en un salto. Un salto bastante raso, que no buscaba la ventaja de la altura, si no la sorpresa del acercamiento brusco. El Inuzuka lanzó su pierna derecha, pero no era mas que un engaño. En última instancia, recogería la pierna y la clavaría para tomar apoyo. Con las mismas, giraría sobre sí mismo con esa pierna de apoyo, y la zurda totalmente estirada en pos de acertar con una patada horizontal a la chica.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~