7/03/2019, 10:47
Juro parecía haber despertado una fuerza interior descomunal. Si no enseñaba aquello a todo el mundo, estaba desperdiciando todo aquél potencial. Un ninja debe guardarse siempre ases en la manga, pero tal y como lo veía, la peligrosidad en combate de Juro había pasado de cero a cien en apenas un instante.
La marioneta de la mujer llamó su atención, desenroscando su cola metálica y extendiéndola, interpretando una llamativa y amenazadora danza. Quizás demasiado llamativa. El astuto kusajin utilizó el movimiento para llamar su atención, mientras el otro títere preparaba un ataque sorpresa. Cuando lo vio venir, era demasiado tarde, y la bola de fuego le engulló mientras él trataba de cubrirse al menos la cara con los antebrazos.
—¡Nggh!
El estallido le hizo tambalearse un momento, pero Daruu se repuso en cuanto pudo, porque sabía que la otra marioneta podría atacarle en cualquier momento. Así era; la cola metálica de escorpión de la mujer de madera se sacudió y se lanzó hacia él. Daruu formuló un sello de una mano y se apartó del camino, esquivando el ataque y liberando a la vez una de sus espadas ocultas. Agarró el mango y el filo del arma se envolvió en una electrizante capa de chakra, de la que se sirvió para clavar la cola metálica de escorpión en el suelo. La espada cortó como la mantequilla entre las juntas de la cola, y luego Daruu desactivó el jutsu, de modo que la espada quedase clavada en el suelo y la marioneta no se pudiera mover.
—¡Ahora no tienes escapatoria, asquerosa! —Como su muñeca estaba unida a la espada, tampoco es que tuviera mucho margen de movimiento, así que en lugar de lanzar una técnica con sellos, el chico dio una patada en tierra, generando una corriente acuática que se deslizó a toda velocidad hasta acabar debajo de la mujer de madera. «Un problema fuera. BOOM.»
Cuando Daruu levantó el pie del suelo, un fuerte géiser buscó sacudir al títere y reducirlo a meras astillas, o al menos, dejarlo lo suficientemente averiado como para que Juro contase con un falso aliado menos.
La marioneta de la mujer llamó su atención, desenroscando su cola metálica y extendiéndola, interpretando una llamativa y amenazadora danza. Quizás demasiado llamativa. El astuto kusajin utilizó el movimiento para llamar su atención, mientras el otro títere preparaba un ataque sorpresa. Cuando lo vio venir, era demasiado tarde, y la bola de fuego le engulló mientras él trataba de cubrirse al menos la cara con los antebrazos.
—¡Nggh!
El estallido le hizo tambalearse un momento, pero Daruu se repuso en cuanto pudo, porque sabía que la otra marioneta podría atacarle en cualquier momento. Así era; la cola metálica de escorpión de la mujer de madera se sacudió y se lanzó hacia él. Daruu formuló un sello de una mano y se apartó del camino, esquivando el ataque y liberando a la vez una de sus espadas ocultas. Agarró el mango y el filo del arma se envolvió en una electrizante capa de chakra, de la que se sirvió para clavar la cola metálica de escorpión en el suelo. La espada cortó como la mantequilla entre las juntas de la cola, y luego Daruu desactivó el jutsu, de modo que la espada quedase clavada en el suelo y la marioneta no se pudiera mover.
—¡Ahora no tienes escapatoria, asquerosa! —Como su muñeca estaba unida a la espada, tampoco es que tuviera mucho margen de movimiento, así que en lugar de lanzar una técnica con sellos, el chico dio una patada en tierra, generando una corriente acuática que se deslizó a toda velocidad hasta acabar debajo de la mujer de madera. «Un problema fuera. BOOM.»
Cuando Daruu levantó el pie del suelo, un fuerte géiser buscó sacudir al títere y reducirlo a meras astillas, o al menos, dejarlo lo suficientemente averiado como para que Juro contase con un falso aliado menos.