9/03/2019, 21:26
—Con los kuseños que conozco he tenido unas buenas vibraciones, sin embargo, con lo que pasó en el examen, que se nos echaron encima a la primera de cambio sin una orden directa de su superior ni nada, pues no sé qué pensar de ellos como conjunto —respondió, y Ayame abrió los ojos como platos, genuinamente sorprendida.
Y es que aquellas palabras contrastaban completamente con las que había escuchado de cierto Kusajin apenas un día antes. Suspiró, y se masajeó el puente de la nariz, visiblemente incómoda. ¿Y ahora quién era el que decía la verdad? ¿Yota, el mismo que les había confiado la identidad de los Jinchūriki de Uzushiogakure? ¿O Nabi, el mismo que la había apestado con heces de su perro?
—De momento he visto a dos tipos muy claros de kuseños —continuó Nabi—. Los salvajes que les gusta la violencia y las provocaciones y los educados y amables kuseños que nos suele vender Kusagakure como su ninja normal. Conozco a dos para cada categoria, así que de momento diría que mantienen un equilibrio tenso en cuanto a cual predomina más en la aldea. Eso sí, no he visto, olido ni atisbado ninguna kunoichi de Kusagakure, así que si tú has visto una, deberías pedir un deseo, por si acaso.
—Una vez conocí a una, Taeko. Pero fue hace más de un año y no he vuelto a saber de ella desde entonces... —respondió Ayame, hundiendo los hombros con tristeza. Debería haberle preguntado a Yota sobre ella, pero entre una cosa y otra se le había olvidado por completo y ahora era demasiado tarde...—. Sobre lo que has dicho antes... discúlpame de ante mano si te sienta mal, pero hace poco me encontré con un Kusajin y digamos que la versión que me contó sobre lo que ocurrió en el estadio es muy diferente a la que me estás contando tú: según él, fuisteis los Uzujines los que os enfrentasteis a los Kusajines cuando él trataba de hablar con Uchiha Datsue.
»Por favor, no me malinterpretes —añadió, alzando las manos en un gesto apaciguador—. Sólo intento averiguar qué es lo que pasó de verdad. Yo en ese momento no estaba allí, así que sólo cuento con los testimonios de las personas que me encuentro.
Y es que aquellas palabras contrastaban completamente con las que había escuchado de cierto Kusajin apenas un día antes. Suspiró, y se masajeó el puente de la nariz, visiblemente incómoda. ¿Y ahora quién era el que decía la verdad? ¿Yota, el mismo que les había confiado la identidad de los Jinchūriki de Uzushiogakure? ¿O Nabi, el mismo que la había apestado con heces de su perro?
—De momento he visto a dos tipos muy claros de kuseños —continuó Nabi—. Los salvajes que les gusta la violencia y las provocaciones y los educados y amables kuseños que nos suele vender Kusagakure como su ninja normal. Conozco a dos para cada categoria, así que de momento diría que mantienen un equilibrio tenso en cuanto a cual predomina más en la aldea. Eso sí, no he visto, olido ni atisbado ninguna kunoichi de Kusagakure, así que si tú has visto una, deberías pedir un deseo, por si acaso.
—Una vez conocí a una, Taeko. Pero fue hace más de un año y no he vuelto a saber de ella desde entonces... —respondió Ayame, hundiendo los hombros con tristeza. Debería haberle preguntado a Yota sobre ella, pero entre una cosa y otra se le había olvidado por completo y ahora era demasiado tarde...—. Sobre lo que has dicho antes... discúlpame de ante mano si te sienta mal, pero hace poco me encontré con un Kusajin y digamos que la versión que me contó sobre lo que ocurrió en el estadio es muy diferente a la que me estás contando tú: según él, fuisteis los Uzujines los que os enfrentasteis a los Kusajines cuando él trataba de hablar con Uchiha Datsue.
»Por favor, no me malinterpretes —añadió, alzando las manos en un gesto apaciguador—. Sólo intento averiguar qué es lo que pasó de verdad. Yo en ese momento no estaba allí, así que sólo cuento con los testimonios de las personas que me encuentro.