12/03/2019, 01:26
De los dos a los que el primer clon trataba de buscar, sería al Yotsuki al que encontraría de primero, puesto que Riko cómo de costumbre desde que estaba trabajando en los preparativos del festival, no se encontraría en su respectiva habitación. Había estado repasando el mapa que Shishio le había entregado, además de algunas notas pertenecientes al abuelo de Homura; no le agradaba para nada el trabajo que le tocaría. Al verse interrumpido por la llamada a al puerta, acudiría con el ceño fruncido ante la sorpresa de un visitante.
—¿Datsue?— Alzó ambas cejas. —Estaba por bajar a almorzar, ¿pasa algo? Te veo algo serio.
El segundo se encontraría a Utage en su respectiva oficina cargando con algunos folios y demás documentación. Por un instante, se sintió sorprendido por su presencia ya que según su pensamiento no tendrían demasiado de qué hablar o platicar, más aún un día antes de la carrera.
—¿Qué se te ofrece?— le diría.
La camarera sería un poco difícil de localizar. De hecho, ella debería estar sirviendo la comida en el salón junto a las demás empleadas, pero en esta ocasión la muchacha no se encontraba allí ni tampoco organizando alguna de las habitaciones de los huéspedes. ¿Dónde podría estar entonces? Únicamente la tabernera se encontraba en el lugar despachando, mientras la chica de lentes estaba desaparecida de la acción.
El cuarto, al llegar al lugar vería a varias personas amontonadas en la entrada, expectantes ante la conmoción. Incluso algunos pocos pacientes se habían levantado de la preocupación, impotentes al no poder ayudar al hombre que durante mucho tiempo les ayudó a ellos, siendo que no tenían la opción de retribuírselos. Algunos rezaban, otros cuchicheaban. Adentro habían logrado acostar al doctor, pero la coloración de su piel y la falta de respiración eran muy alarmante. Alguno que otro había intentado prestarle unos improvisados primeros auxilios, pero el estado del señor Hayashi era mucho más serio de lo que cualquiera de ellos podría manejar.
—¿Datsue?— Alzó ambas cejas. —Estaba por bajar a almorzar, ¿pasa algo? Te veo algo serio.
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El segundo se encontraría a Utage en su respectiva oficina cargando con algunos folios y demás documentación. Por un instante, se sintió sorprendido por su presencia ya que según su pensamiento no tendrían demasiado de qué hablar o platicar, más aún un día antes de la carrera.
—¿Qué se te ofrece?— le diría.
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La camarera sería un poco difícil de localizar. De hecho, ella debería estar sirviendo la comida en el salón junto a las demás empleadas, pero en esta ocasión la muchacha no se encontraba allí ni tampoco organizando alguna de las habitaciones de los huéspedes. ¿Dónde podría estar entonces? Únicamente la tabernera se encontraba en el lugar despachando, mientras la chica de lentes estaba desaparecida de la acción.
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El cuarto, al llegar al lugar vería a varias personas amontonadas en la entrada, expectantes ante la conmoción. Incluso algunos pocos pacientes se habían levantado de la preocupación, impotentes al no poder ayudar al hombre que durante mucho tiempo les ayudó a ellos, siendo que no tenían la opción de retribuírselos. Algunos rezaban, otros cuchicheaban. Adentro habían logrado acostar al doctor, pero la coloración de su piel y la falta de respiración eran muy alarmante. Alguno que otro había intentado prestarle unos improvisados primeros auxilios, pero el estado del señor Hayashi era mucho más serio de lo que cualquiera de ellos podría manejar.