13/03/2019, 10:49
—Una vez conocí a una, Taeko. Pero fue hace más de un año y no he vuelto a saber de ella desde entonces... —
No tenía motivo alguno para inventarse esa información, así que la tomé por buena, al mismo tiempo que pensaba 'La han encerrado en la villa ante la escasez obvia de mujeres, hasta podría ser una especie en extinción'. A sabiendas de que esos pensamientos podrían resultar controvertidos para una mente no tan abierta ni preparada como la mía, me los guardaba. El mundo no estaba preparado para mi sabiduría.
— Sobre lo que has dicho antes... discúlpame de ante mano si te sienta mal, pero hace poco me encontré con un Kusajin y digamos que la versión que me contó sobre lo que ocurrió en el estadio es muy diferente a la que me estás contando tú: según él, fuisteis los Uzujines los que os enfrentasteis a los Kusajines cuando él trataba de hablar con Uchiha Datsue.
A ver, viendo que Amegakure se inventaba su mierda para tapar la realidad de lo sucedido aquel día, ¿quien no sospecharía que Kusagakure iba a hacer lo mismo? Igual Juro podía ser medianamente veraz, pero siempre iba a tirar a su villa, y no tenía ningún sentido decirle a un amenio que ellos habían empezado un conflicto con Uzushiogakure. Me dolía tanta falta de respeto a la verdad, mintiendo como bellacos y faltando a su honor como vulgares ladrones no iban a conseguir hacer avanzar al mundo.
»Por favor, no me malinterpretes. Sólo intento averiguar qué es lo que pasó de verdad. Yo en ese momento no estaba allí, así que sólo cuento con los testimonios de las personas que me encuentro.
Estaba claro que esperaba una reacción por mi parte. La cual fue suspirar y masajearme los ojos mientras pensaba en cómo demonios explicarle lo que había sucedido sin que pareciera que simplemente estaba contradiciendo a Kusagakure por contradecirla. Pero no tenía ningún sentido preocuparme por las conclusiones erróneas que ella pudiese sacar de una narración verídica, eso era cosa suya.
— En vistas de que hay una manipulación terrible de todo lo que pasó, en general, no solo lo que pasó en el estadio, es como si cada uno hubiese estado en un examen completamente diferente, pero bueno. Voy a contarte estrictamente lo que pasó.
Ya verás la que se va a liar aquí.
— A ti se te fue la olla, con perdón, pero ser fue, y Eri y el Uchiha feo se tiraron a salvarte a ti, y a todos ya que estaban, entonces Datsue se quedó solo en el ring. La primera reacción en las gradas fue de tu jefa, la subkage que os acompañaba, que se lanzó a por nuestro jinchuriki desenvainando la katana e intentando rajarle, literalmente. Por suerte, el segundo en reaccionar fue nuestro kage, que detuvo el arma y pidió a la más que agresiva amenia que se calmase. No estoy seguro de lo que pasó allí, porque yo estaba pendiente de Datsue, que salió por patas a ordenes de Hanabi, pero me han dicho que tu jefa escupió a mi kage. Todo normal.
Recordad la situación igual no era lo que necesitaba uno para mantenerse en calma, sobre todo controlando a no cagarme en la puta madre que los parió a todos que encima tengan la poca vergüenza de decir Uzushiogakure mimimimimi. ¡Les salvamos el culo a todos y nos echan la culpa de sus mierdas! Joder, si es que es para ponerse de mala hostia. Me guardé mi ira y seguí con la explicación.
— Por la parte de Datsue, cuando intentaba ponerse a salvo de la subkage de Ame, entra un kuseño y le ataca por la espalda. Tal cual, sin una orden de nadie, en medio del caos y por la espalda. El epitome de la conciliación lo llaman. Sin embargo, Stuffy y yo ya estábamos atentos al percal y pudimos impedir que le alcanzara su ataque. Mientras deteníamos a ese loco, aparecieron cuatro kuseños, uno de ellos fue directo a Datsue y le dio un puñetazo, de nuevo, así sin más. No sé si traerían ordenes de casa o como funcionan, pero fue una locura. Otro vino a placarme a mí, total, una fiesta sin ningún sentido. El único que se mantuvo al margen fue Juro. Hasta que Eri informó que estabas en el hospital. Ahí empezó la verdadera fiesta.
Ya estaba sonriendo, porque me hacía tanta gracia oir lo estúpido que sonaba todo. Si buscabas sentido en esa historia, no lo había. Ahora también tiene todo el sentido del mundo a sabiendas de que el que dirigía a los kuseños, era un bonito traidor. Vaya, qué cosas tenía la vida, igual Amegakure debía vigilar a la loca del coño que nos envió también, pero claro, no iba a soltarle eso a Ayame a quemarropa.
— Por suerte para ti, yo llegué antes que ellos al hospital. Estaba solo, contra cinco kuseños que se disponían a entrar por la fuerza en el lugar, dios sepa para qué. No sé qué coño se pensaban que estaba pasando en un HOSPITAL, después de que tu bicho te dejase hecha un cisco con su chakra, ¿curarte? Bueno, que estuvimos discutiendo Juro y yo en la puerta. Yo le dejaba bien claro que no iban a entrar con esa actitud y él me decía que solo quería saber si estabas bien. No te voy a mentir, si hubiera estado solo, yo mismo le hubiese acompañado dentro. Pero mientras el resto de kuseños se afilaban los colmillos y soltaban improperios por detrás, pues no. Y bueno, al final llegaron Hanabi y los otros dos y todo quedó en un emotivo relato de violencia sin sentido.
Colorín colorado, esta guerra aún no ha empezado.
No tenía motivo alguno para inventarse esa información, así que la tomé por buena, al mismo tiempo que pensaba 'La han encerrado en la villa ante la escasez obvia de mujeres, hasta podría ser una especie en extinción'. A sabiendas de que esos pensamientos podrían resultar controvertidos para una mente no tan abierta ni preparada como la mía, me los guardaba. El mundo no estaba preparado para mi sabiduría.
— Sobre lo que has dicho antes... discúlpame de ante mano si te sienta mal, pero hace poco me encontré con un Kusajin y digamos que la versión que me contó sobre lo que ocurrió en el estadio es muy diferente a la que me estás contando tú: según él, fuisteis los Uzujines los que os enfrentasteis a los Kusajines cuando él trataba de hablar con Uchiha Datsue.
A ver, viendo que Amegakure se inventaba su mierda para tapar la realidad de lo sucedido aquel día, ¿quien no sospecharía que Kusagakure iba a hacer lo mismo? Igual Juro podía ser medianamente veraz, pero siempre iba a tirar a su villa, y no tenía ningún sentido decirle a un amenio que ellos habían empezado un conflicto con Uzushiogakure. Me dolía tanta falta de respeto a la verdad, mintiendo como bellacos y faltando a su honor como vulgares ladrones no iban a conseguir hacer avanzar al mundo.
»Por favor, no me malinterpretes. Sólo intento averiguar qué es lo que pasó de verdad. Yo en ese momento no estaba allí, así que sólo cuento con los testimonios de las personas que me encuentro.
Estaba claro que esperaba una reacción por mi parte. La cual fue suspirar y masajearme los ojos mientras pensaba en cómo demonios explicarle lo que había sucedido sin que pareciera que simplemente estaba contradiciendo a Kusagakure por contradecirla. Pero no tenía ningún sentido preocuparme por las conclusiones erróneas que ella pudiese sacar de una narración verídica, eso era cosa suya.
— En vistas de que hay una manipulación terrible de todo lo que pasó, en general, no solo lo que pasó en el estadio, es como si cada uno hubiese estado en un examen completamente diferente, pero bueno. Voy a contarte estrictamente lo que pasó.
Ya verás la que se va a liar aquí.
— A ti se te fue la olla, con perdón, pero ser fue, y Eri y el Uchiha feo se tiraron a salvarte a ti, y a todos ya que estaban, entonces Datsue se quedó solo en el ring. La primera reacción en las gradas fue de tu jefa, la subkage que os acompañaba, que se lanzó a por nuestro jinchuriki desenvainando la katana e intentando rajarle, literalmente. Por suerte, el segundo en reaccionar fue nuestro kage, que detuvo el arma y pidió a la más que agresiva amenia que se calmase. No estoy seguro de lo que pasó allí, porque yo estaba pendiente de Datsue, que salió por patas a ordenes de Hanabi, pero me han dicho que tu jefa escupió a mi kage. Todo normal.
Recordad la situación igual no era lo que necesitaba uno para mantenerse en calma, sobre todo controlando a no cagarme en la puta madre que los parió a todos que encima tengan la poca vergüenza de decir Uzushiogakure mimimimimi. ¡Les salvamos el culo a todos y nos echan la culpa de sus mierdas! Joder, si es que es para ponerse de mala hostia. Me guardé mi ira y seguí con la explicación.
— Por la parte de Datsue, cuando intentaba ponerse a salvo de la subkage de Ame, entra un kuseño y le ataca por la espalda. Tal cual, sin una orden de nadie, en medio del caos y por la espalda. El epitome de la conciliación lo llaman. Sin embargo, Stuffy y yo ya estábamos atentos al percal y pudimos impedir que le alcanzara su ataque. Mientras deteníamos a ese loco, aparecieron cuatro kuseños, uno de ellos fue directo a Datsue y le dio un puñetazo, de nuevo, así sin más. No sé si traerían ordenes de casa o como funcionan, pero fue una locura. Otro vino a placarme a mí, total, una fiesta sin ningún sentido. El único que se mantuvo al margen fue Juro. Hasta que Eri informó que estabas en el hospital. Ahí empezó la verdadera fiesta.
Ya estaba sonriendo, porque me hacía tanta gracia oir lo estúpido que sonaba todo. Si buscabas sentido en esa historia, no lo había. Ahora también tiene todo el sentido del mundo a sabiendas de que el que dirigía a los kuseños, era un bonito traidor. Vaya, qué cosas tenía la vida, igual Amegakure debía vigilar a la loca del coño que nos envió también, pero claro, no iba a soltarle eso a Ayame a quemarropa.
— Por suerte para ti, yo llegué antes que ellos al hospital. Estaba solo, contra cinco kuseños que se disponían a entrar por la fuerza en el lugar, dios sepa para qué. No sé qué coño se pensaban que estaba pasando en un HOSPITAL, después de que tu bicho te dejase hecha un cisco con su chakra, ¿curarte? Bueno, que estuvimos discutiendo Juro y yo en la puerta. Yo le dejaba bien claro que no iban a entrar con esa actitud y él me decía que solo quería saber si estabas bien. No te voy a mentir, si hubiera estado solo, yo mismo le hubiese acompañado dentro. Pero mientras el resto de kuseños se afilaban los colmillos y soltaban improperios por detrás, pues no. Y bueno, al final llegaron Hanabi y los otros dos y todo quedó en un emotivo relato de violencia sin sentido.
Colorín colorado, esta guerra aún no ha empezado.
—Nabi—