13/03/2019, 23:06
Daba igual con qué se vistiese Ayame. Ya le venía pasando de un tiempo a esta parte. Sus ojos se desviaban de la trayectoria y acababan recorriendo senderos prohibidos. La infantil presencia del pijama de la kunoichi no le preocupaba. Lo que sí le preocupaba era la tensión que estaba empezando a formársele en el centro del pecho. El calor...
A Ayame se le descolgaba el cuello de la camiseta por un hombro. Esos hombros, tan blancos, tan puros. El pantalón se le ceñía demasiado, o tal vez lo apropiado, o ambas cosas a la vez, ya no sabía cómo juzgarlo. Y sus labios estaban más bonitos que nunca. Le pedían un beso. No era lo único que le pedía un beso. O varios.
Por eso, cuando la chica se tumbó al lado de él y le deseó buenas noches, Daruu se dio la vuelta, despacio. Rodeó su tripa, su cintura con un brazo y la hizo girar hacia él. «Me va a rechazar», se dijo a sí mismo, mientras acercaba sus labios a los de ella, y la besaba apasionadamente, bebiendo de ella todo lo que no había podido beber en meses. No supo cuando, pero su boca se perdió y encontró el cuello, más tarde el hombro. No dijo nada. No hacía falta decir nada. Ambos sabían lo que estaba pasando, y él no pensaba darle demasiadas vueltas. «¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Debería preguntarle?», pensó. Antes de meter la mano por debajo de su camiseta y acariciar la piel cercana a su ombligo. Antes de subir...
...antes de pensar que nunca le había atraído tanto cómo olía. Lo cálida que era su piel. Lo suave que era. Lo bien que besaba. Lo dulce que era su voz. Embriagado por completo, paró un momento para quitarse la camiseta y arrojarla a un lado.
—¿Quieres hacer esto...?
A Ayame se le descolgaba el cuello de la camiseta por un hombro. Esos hombros, tan blancos, tan puros. El pantalón se le ceñía demasiado, o tal vez lo apropiado, o ambas cosas a la vez, ya no sabía cómo juzgarlo. Y sus labios estaban más bonitos que nunca. Le pedían un beso. No era lo único que le pedía un beso. O varios.
Por eso, cuando la chica se tumbó al lado de él y le deseó buenas noches, Daruu se dio la vuelta, despacio. Rodeó su tripa, su cintura con un brazo y la hizo girar hacia él. «Me va a rechazar», se dijo a sí mismo, mientras acercaba sus labios a los de ella, y la besaba apasionadamente, bebiendo de ella todo lo que no había podido beber en meses. No supo cuando, pero su boca se perdió y encontró el cuello, más tarde el hombro. No dijo nada. No hacía falta decir nada. Ambos sabían lo que estaba pasando, y él no pensaba darle demasiadas vueltas. «¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Debería preguntarle?», pensó. Antes de meter la mano por debajo de su camiseta y acariciar la piel cercana a su ombligo. Antes de subir...
...antes de pensar que nunca le había atraído tanto cómo olía. Lo cálida que era su piel. Lo suave que era. Lo bien que besaba. Lo dulce que era su voz. Embriagado por completo, paró un momento para quitarse la camiseta y arrojarla a un lado.
—¿Quieres hacer esto...?
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)