16/03/2019, 18:45
Él se reincorporó, sentándose de repente en la cama, prácticamente arrancando a Ayame, que hasta el momento había estado apoyada sobre su pecho, de su lado.
—Oh, por Amenokami —exclamó—. ¡Por Amenokami, Ayame! ¡No podremos... no podremos ocultar tanto! ¡Voy a estar pensando en esto durante d...! Quiero decir... —añadió, tratando de disimularlo. Pero Ayame sabía bien a lo que se refería, y no podía culparle. Ella misma sería incapaz de dejar de pensar en aquello durante días—. ¿Para ti ha sido tan... bueno?
En aquella ocasión fue Ayame la que se sonrojó hasta las orejas y apartó la mirada, avergonzada. Se levantó, y comenzó a recoger la ropa del pijama, que había quedado abandonada en el suelo de cualquier manera.
—S... Sí... —respondió al cabo de varios segundos, de forma escueta, mientras se vestía—. Y... ¿Y tú...? Quiero decir...
—Oh, por Amenokami —exclamó—. ¡Por Amenokami, Ayame! ¡No podremos... no podremos ocultar tanto! ¡Voy a estar pensando en esto durante d...! Quiero decir... —añadió, tratando de disimularlo. Pero Ayame sabía bien a lo que se refería, y no podía culparle. Ella misma sería incapaz de dejar de pensar en aquello durante días—. ¿Para ti ha sido tan... bueno?
En aquella ocasión fue Ayame la que se sonrojó hasta las orejas y apartó la mirada, avergonzada. Se levantó, y comenzó a recoger la ropa del pijama, que había quedado abandonada en el suelo de cualquier manera.
—S... Sí... —respondió al cabo de varios segundos, de forma escueta, mientras se vestía—. Y... ¿Y tú...? Quiero decir...