16/03/2019, 23:36
Y, con su pregunta, fue Daruu quien desvió la mirada y comenzó a vestirse. Aquel podía ser perfectamente un concurso de sonrojos.
—Ni siquiera me habría imaginado que mi primera vez sería tan buena... —confesó—. Y estaba muy nervioso pero... ya no tengo miedo. No ha ido mal... Y te quiero y...
Para sobresalto de Ayame, Daruu se lanzó de golpe a la cama y se metió entre las sábanas.
—¿Vienes? —la invitó, asomando sólo los ojos y extendiendo un brazo hacia ella. Sus cabellos estaban bastante más despeinados que de costumbre, creando varios picos nuevos que se alzaban de forma graciosa.
Y Ayame se acercó, se acurrucó bajo las sábanas y en aquella ocasión no le dio la espalda. Más relajada que antes, se permitió la confianza de apoyarse en su pecho. El sonido de los latidos de su corazón resultaban extrañamente relajantes, como el tic tac de un reloj...
Y, hablando de relojes...
—Daruu-kun... —dijo, entornando ligeramente los ojos, con las pupilas clavadas en el reloj que había sobre la mesita de noche del lado del muchacho—. Ya son más de las doce, ya es "mañana" —le tentó, tirándole de la lengua.
—Ni siquiera me habría imaginado que mi primera vez sería tan buena... —confesó—. Y estaba muy nervioso pero... ya no tengo miedo. No ha ido mal... Y te quiero y...
Para sobresalto de Ayame, Daruu se lanzó de golpe a la cama y se metió entre las sábanas.
—¿Vienes? —la invitó, asomando sólo los ojos y extendiendo un brazo hacia ella. Sus cabellos estaban bastante más despeinados que de costumbre, creando varios picos nuevos que se alzaban de forma graciosa.
Y Ayame se acercó, se acurrucó bajo las sábanas y en aquella ocasión no le dio la espalda. Más relajada que antes, se permitió la confianza de apoyarse en su pecho. El sonido de los latidos de su corazón resultaban extrañamente relajantes, como el tic tac de un reloj...
Y, hablando de relojes...
—Daruu-kun... —dijo, entornando ligeramente los ojos, con las pupilas clavadas en el reloj que había sobre la mesita de noche del lado del muchacho—. Ya son más de las doce, ya es "mañana" —le tentó, tirándole de la lengua.