22/10/2015, 16:43
Hasta entonces todo había mantenido cierto nivel de calma. Al menos en lo que podía verse, puesto que bajo la piel nadie en aquel lugar podía estarse tranquilo. Ni los dos jóvenes que ahí estaban ni los cuatro sujetos de negro que les rodeaban.
«De alguna manera esto es similar a algo que ya he visto antes… Claro como cuando los carroñeros se acercan a un animal que parece débil o a punto de morir… Por otro lado también existen los animales que fingen estar indefensos para cazar a los carroñeros»
Mientras pensaba en aquello con cierta malicia, Kazuma se levantó mientras trataba de disimular la leve sonrisa que se dibujaba en su rostro. En aquel instante le hubiese gustado arremeter y anularlos, pero no sabía qué tan fuertes pudieran ser aquellos cuatro, por lo que optó por levantar ambas manos a la altura de su cabeza para tratar de hacer un gesto apaciguador.
Y de repente, de la nada, se pudo escuchar como Karamaru contestaba a las palabras del matón con su propio desafío. A pesar de hablar calmadamente sus palabras sonaron bastante claras y firmes. Siguiendo a aquel comentario pudo escuchar cómo le indicaba que estuviera atento, como si se tratara de una tetera que permanece calma pero amenaza con hervir en cualquier momento.
—¿Te crees muy valiente eh pelón? —Gruño mientras de un manotazo apartaba al peliblanco para acercarse a su compañero viajero.
Aquel sujeto parecía ser el líder de de grupo, puesto que fue el primero el hablar y el primero en ofenderse. Aquello era de suponerse pues incluso en la oscuridad y con aquella ropas negras se podía apreciar que su silueta era la más alta y corpulenta.
El sujeto que le sacaba un palmo de altura al Ishimura se movió para pasar a su lado ignorándolo. En aquel instante la luna que había estado cubierta por el rufián se desveló, inundando aquellos ojos grises con su luz.
El sujeto no había terminado de dar dos pasos cuando el joven Ishimura lo tomo por la muñeca con gran fuerza, mientras lentamente se giraba hacia él para que se diera cuenta de que lo estaba reteniendo y de que lo hacía con una sonrisa.
Inmediatamente la situación explotó y como si tuvieran una especie de protocolo, los demás sujetos reaccionaron instantáneamente. Dos se abalanzaron sobre Karamaru, mientras que el tercero más lejano se arrojó sobre Kazuma empuñando un cuchillo.
«De alguna manera esto es similar a algo que ya he visto antes… Claro como cuando los carroñeros se acercan a un animal que parece débil o a punto de morir… Por otro lado también existen los animales que fingen estar indefensos para cazar a los carroñeros»
Mientras pensaba en aquello con cierta malicia, Kazuma se levantó mientras trataba de disimular la leve sonrisa que se dibujaba en su rostro. En aquel instante le hubiese gustado arremeter y anularlos, pero no sabía qué tan fuertes pudieran ser aquellos cuatro, por lo que optó por levantar ambas manos a la altura de su cabeza para tratar de hacer un gesto apaciguador.
Y de repente, de la nada, se pudo escuchar como Karamaru contestaba a las palabras del matón con su propio desafío. A pesar de hablar calmadamente sus palabras sonaron bastante claras y firmes. Siguiendo a aquel comentario pudo escuchar cómo le indicaba que estuviera atento, como si se tratara de una tetera que permanece calma pero amenaza con hervir en cualquier momento.
—¿Te crees muy valiente eh pelón? —Gruño mientras de un manotazo apartaba al peliblanco para acercarse a su compañero viajero.
Aquel sujeto parecía ser el líder de de grupo, puesto que fue el primero el hablar y el primero en ofenderse. Aquello era de suponerse pues incluso en la oscuridad y con aquella ropas negras se podía apreciar que su silueta era la más alta y corpulenta.
El sujeto que le sacaba un palmo de altura al Ishimura se movió para pasar a su lado ignorándolo. En aquel instante la luna que había estado cubierta por el rufián se desveló, inundando aquellos ojos grises con su luz.
El sujeto no había terminado de dar dos pasos cuando el joven Ishimura lo tomo por la muñeca con gran fuerza, mientras lentamente se giraba hacia él para que se diera cuenta de que lo estaba reteniendo y de que lo hacía con una sonrisa.
Inmediatamente la situación explotó y como si tuvieran una especie de protocolo, los demás sujetos reaccionaron instantáneamente. Dos se abalanzaron sobre Karamaru, mientras que el tercero más lejano se arrojó sobre Kazuma empuñando un cuchillo.