20/03/2019, 16:37
La interpretación de danza marcial de Ranko fue interrumpida por Etsu. Si bien logró acertarle el segundo tiempo, el codazo a la cara, el de las rastas contraatacó antes de que la de la trenza pudiese conectar la patada final. En un instante se vio apretada en un fuerte abrazo, lo cual le había hecho explotar de la pena, si no fuese porque un momento después apareció en el suelo.
”¿Eh…? ¿Cómo…?”
Sintió como si el chico le hubiese golpeado contra el continuo espacio-tiempo, pues el suplex le había caído tan de sorpresa y con tanta fuerza que le había hecho olvidar ese segundo de combate. Ahora, Ranko estaba acostada en aquel dojo de entrenamiento, con los miembros extendidos. Tenía un fuerte dolor en el cráneo y el cuello, y por un momento pensó que había sufrido daños en su columna, pues no podía mover sus brazos ni piernas. Un momento después se dio cuenta de que simplemente los tenía muy adoloridos, y su cuerpo se negaba a moverse. Era como si hubiese llenado la cuota de dolor y cansancio de ese día, y la adrenalina y la emoción de la batalla ya no surtieran su efecto analgésico.
”Aún puedo luchar” pensó con los ojos cerrados, pero no pudo hacer más que resollar y soltar un quejido.
El chico le preguntó si estaba bien, cosa que le llevó varios segundos contestar.
—S-sí… Sólo… Sólo nece… necesito descansar un… u-un momento…
Ranko abrió los ojos un poco, pues quería dirigirle una sonrisa al chico para asegurarle que estaba bien, pero notó algo rojo en su rostro. No distinguió bien si sangraba por la nariz o por la boca, pero al parecer su codazo le había dado con toda fuerza en la cara. Si bien sabía que en un combate de práctica había de riesgos a riesgos, Ranko se sintió terrible por haber lastimado a su compañero.
—¡I-Inuzuka-san! L-lo… ¡Lo siento! —Quiso levantarse para auxiliar a Etsu, aunque posiblemente no era nada demasiado grave, pero su cuerpo se negó de nuevo a ponerse de pie. Cada golpe dado y recibido parecía quejarse al mismo tiempo, y el suplex definitivamente lo había desencadenado.
”¡Ay, qué desgracia! Algún día necesitaré moverme con el cuerpo roto, y espero no ser tan débil como ahora…” pensó, con todo el drama del mundo.
”¿Eh…? ¿Cómo…?”
Sintió como si el chico le hubiese golpeado contra el continuo espacio-tiempo, pues el suplex le había caído tan de sorpresa y con tanta fuerza que le había hecho olvidar ese segundo de combate. Ahora, Ranko estaba acostada en aquel dojo de entrenamiento, con los miembros extendidos. Tenía un fuerte dolor en el cráneo y el cuello, y por un momento pensó que había sufrido daños en su columna, pues no podía mover sus brazos ni piernas. Un momento después se dio cuenta de que simplemente los tenía muy adoloridos, y su cuerpo se negaba a moverse. Era como si hubiese llenado la cuota de dolor y cansancio de ese día, y la adrenalina y la emoción de la batalla ya no surtieran su efecto analgésico.
”Aún puedo luchar” pensó con los ojos cerrados, pero no pudo hacer más que resollar y soltar un quejido.
El chico le preguntó si estaba bien, cosa que le llevó varios segundos contestar.
—S-sí… Sólo… Sólo nece… necesito descansar un… u-un momento…
Ranko abrió los ojos un poco, pues quería dirigirle una sonrisa al chico para asegurarle que estaba bien, pero notó algo rojo en su rostro. No distinguió bien si sangraba por la nariz o por la boca, pero al parecer su codazo le había dado con toda fuerza en la cara. Si bien sabía que en un combate de práctica había de riesgos a riesgos, Ranko se sintió terrible por haber lastimado a su compañero.
—¡I-Inuzuka-san! L-lo… ¡Lo siento! —Quiso levantarse para auxiliar a Etsu, aunque posiblemente no era nada demasiado grave, pero su cuerpo se negó de nuevo a ponerse de pie. Cada golpe dado y recibido parecía quejarse al mismo tiempo, y el suplex definitivamente lo había desencadenado.
”¡Ay, qué desgracia! Algún día necesitaré moverme con el cuerpo roto, y espero no ser tan débil como ahora…” pensó, con todo el drama del mundo.
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