21/03/2019, 21:19
—¡Un momento, eso no es justo! —le oyó protestar a su espalda, y Ayame no pudo evitar soltar una risilla divertida—. ¡Eh, y encima me dejas solo después de...! ¡...de usarme como un objeto!
Daruu dramatizaba, y ella lo sabía bien. Por eso no le hizo mayor caso. En silencio, simplemente cerró los ojos y se acurrucó aún más entre las sábanas, preparándose para dormir. Claro que, lo que no esperaba, era que se produjera un segundo asalto.
—¿Ah sí? ¡Te vas a cagar!
Y, antes de que pudiera hacer nada por evitarlo, Daruu se colocó encima de ella, aprisionándola entre sus piernas, retiró las sábanas que la cubrían y la obligó a girarse hacia él. Entonces clavó los dedos entre sus costillas, y Ayame se retorció como una culebra, tratando de escapar, cuando las cosquillas la invadieron.
—¡Jajajajajaja! ¡Para! ¡PARA! —suplicaba, entre estruendosas carcajadas, mientras intentaba quitarse a Daruu de encima. Quizás él lo supiera, o quizás no, pero Ayame era exageradamente sensible a las cosquillas y era muy probable que las tuviera en cualquier parte del cuerpo. Aunque, claramente, tenía sus puntos débiles, y los costados era uno de ellos—. ¡JAJAJAJA! ¡No te lo voy a decir ahora! ¡Para, por favor! —Ayame le empujó por los hombros, trató de apartar sus manos, ella misma intentó hacerle cosquillas a él en las axilas...—. Te... ¡Te voy a hacer daño! N... ¡No quiero mojar la cama! —añadió, en una clara referencia a su habilidad especial.
Daruu dramatizaba, y ella lo sabía bien. Por eso no le hizo mayor caso. En silencio, simplemente cerró los ojos y se acurrucó aún más entre las sábanas, preparándose para dormir. Claro que, lo que no esperaba, era que se produjera un segundo asalto.
—¿Ah sí? ¡Te vas a cagar!
Y, antes de que pudiera hacer nada por evitarlo, Daruu se colocó encima de ella, aprisionándola entre sus piernas, retiró las sábanas que la cubrían y la obligó a girarse hacia él. Entonces clavó los dedos entre sus costillas, y Ayame se retorció como una culebra, tratando de escapar, cuando las cosquillas la invadieron.
—¡Jajajajajaja! ¡Para! ¡PARA! —suplicaba, entre estruendosas carcajadas, mientras intentaba quitarse a Daruu de encima. Quizás él lo supiera, o quizás no, pero Ayame era exageradamente sensible a las cosquillas y era muy probable que las tuviera en cualquier parte del cuerpo. Aunque, claramente, tenía sus puntos débiles, y los costados era uno de ellos—. ¡JAJAJAJA! ¡No te lo voy a decir ahora! ¡Para, por favor! —Ayame le empujó por los hombros, trató de apartar sus manos, ella misma intentó hacerle cosquillas a él en las axilas...—. Te... ¡Te voy a hacer daño! N... ¡No quiero mojar la cama! —añadió, en una clara referencia a su habilidad especial.