23/03/2019, 19:36
—¡AAAH! P-pero... p-p-pero... ¿¡PERO CÓMO!? —chilló Daruu, señalando a Kokuō como si de un fantasma se tratase.
Pero Kokuō miró a Daruu con ojos abiertos como platos, después giró la cabeza, observando la pradera que les rodeaba y después devolvió la mirada a Ayame. La muchacha, con una risilla entre divertida y victoriosa, se habia dejado caer sobre la hierba con las piernas cruzadas. Estaba feliz de haberlo conseguido, inmensamente feliz. Aunque no había caído en la cuenta de que al realizar aquella técnica ella misma gastaría un buen pellizco de su propia energía. Y no sólo eso, había perdido el acceso al chakra del Bijū que siempre se entrelazaba con el suyo propio. No le importó.
—¿A qué ha venido esto? Explíquese, señorita.
—Esto es mi forma de saldar nuestra deuda. Sabes que soy una completa negada para las técnicas de sellado, Kokuō —respondió ella, sin dejar de sonreír—. Y todos sabemos que si somos separadas, yo moriré en el proceso... La única solución que se me ocurrió fue esta: diseñar una técnica inspirada en la Técnica de Clonación de Sombras para crear un clon... tuyo. Tuve tiempo de sobra para pensarla dentro de esa maldita jaula —añadió, agitando una mano en el aire.
Kokuō se mantuvo en silencio durante varios largos segundos, como si no supiera qué decir o cómo reaccionar a aquello. Se miró las manos, y una sombra de decepción cruzó sus iris aguamarina.
—¿Y tenía que darme esta forma? —La forma de una despreciable humana.
—¡No, si encima te vas a quejar! ¿Sabes lo que me ha costado diseñar esa técnica? —rebatió Ayame, cruzándose de brazos con gesto ofendido—. Además, sabes bien que no sería nada sensato que fueras por ahí con tu forma normal, Kokuō. Pero ya pensaré algo al respecto —entonces volvió la cabeza hacia Daruu—. ¿Ahora comprendes por qué no quería enseñarte esto anoche?
—Pues yo hubiese agradecido que lo hiciera anoche, señorita. Sobre todo antes de que usted y Daruu...
—¡¡KOKUO!! —estalló la muchacha con las mejillas encendidas como dos faros en mitad de la noche.
Pero Kokuō miró a Daruu con ojos abiertos como platos, después giró la cabeza, observando la pradera que les rodeaba y después devolvió la mirada a Ayame. La muchacha, con una risilla entre divertida y victoriosa, se habia dejado caer sobre la hierba con las piernas cruzadas. Estaba feliz de haberlo conseguido, inmensamente feliz. Aunque no había caído en la cuenta de que al realizar aquella técnica ella misma gastaría un buen pellizco de su propia energía. Y no sólo eso, había perdido el acceso al chakra del Bijū que siempre se entrelazaba con el suyo propio. No le importó.
—¿A qué ha venido esto? Explíquese, señorita.
—Esto es mi forma de saldar nuestra deuda. Sabes que soy una completa negada para las técnicas de sellado, Kokuō —respondió ella, sin dejar de sonreír—. Y todos sabemos que si somos separadas, yo moriré en el proceso... La única solución que se me ocurrió fue esta: diseñar una técnica inspirada en la Técnica de Clonación de Sombras para crear un clon... tuyo. Tuve tiempo de sobra para pensarla dentro de esa maldita jaula —añadió, agitando una mano en el aire.
Kokuō se mantuvo en silencio durante varios largos segundos, como si no supiera qué decir o cómo reaccionar a aquello. Se miró las manos, y una sombra de decepción cruzó sus iris aguamarina.
—¿Y tenía que darme esta forma? —La forma de una despreciable humana.
—¡No, si encima te vas a quejar! ¿Sabes lo que me ha costado diseñar esa técnica? —rebatió Ayame, cruzándose de brazos con gesto ofendido—. Además, sabes bien que no sería nada sensato que fueras por ahí con tu forma normal, Kokuō. Pero ya pensaré algo al respecto —entonces volvió la cabeza hacia Daruu—. ¿Ahora comprendes por qué no quería enseñarte esto anoche?
—Pues yo hubiese agradecido que lo hiciera anoche, señorita. Sobre todo antes de que usted y Daruu...
—¡¡KOKUO!! —estalló la muchacha con las mejillas encendidas como dos faros en mitad de la noche.