23/03/2019, 23:36
La impertérrita y ambigua figura de Kaido ocupando su asiento atinó la mirada en cada uno de los presentes, uno a uno, hasta finalizar en Kyutsuki. Luego atisbó a Ryu, y empezó su discurso.
—Mañana a la noche Muñeca y yo nos infiltraremos finalmente en la Prisión del Yermo. Tenemos un par de guardias bajo soborno para facilitar la entrada. Creemos tener la suficiente información acerca del funcionamiento de este agujero subterráneo como para poder movernos ahí dentro sin que nos descubran mientras menos encontramos a Zaide. Y hablando de él —volvió a mirar a la enmascarada—. ¿en qué nivel de la prisión lo encontraste? y... ¿lograste atisbar qué número le tatuaron en el antebrazo?
Está de más decir que Kaido no conocía al hombre, ni podría reconocerlo sin Muñeca. No podía arriesgarse a tener que tenerla siempre cerca y entonces no poder avistar a su víctima. Necesitaba una forma de dar con él y el número tatuado era la mejor opción.
—Mañana a la noche Muñeca y yo nos infiltraremos finalmente en la Prisión del Yermo. Tenemos un par de guardias bajo soborno para facilitar la entrada. Creemos tener la suficiente información acerca del funcionamiento de este agujero subterráneo como para poder movernos ahí dentro sin que nos descubran mientras menos encontramos a Zaide. Y hablando de él —volvió a mirar a la enmascarada—. ¿en qué nivel de la prisión lo encontraste? y... ¿lograste atisbar qué número le tatuaron en el antebrazo?
Está de más decir que Kaido no conocía al hombre, ni podría reconocerlo sin Muñeca. No podía arriesgarse a tener que tenerla siempre cerca y entonces no poder avistar a su víctima. Necesitaba una forma de dar con él y el número tatuado era la mejor opción.