25/03/2019, 01:17
—La técnica de invocación requiere de una ofrenda de sangre —comenzó a relatar, mientras se reincorporaba, como si de un libro de texto se tratase—, por lo general te puedes morder el dedo o crear una pequeña herida de cualquier forma que llamará a la criatura con la que hayas firmado el Pacto a tu lado tras la realización de los sellos pertinentes.
—Sí, sí —cortó Daruu, haciendo un ademán con la mano y cerrando los ojos, como restándole importancia—. Está claro que te sabes la teoría. La básica. Pero te hablo de los fundamentos.
»Para esta técnica no firmas ningún contrato con nadie. Como si invocases un objeto cualquiera; en ese caso tienes que visualizar el objeto en el lugar donde ejecutas el jutsu y a donde suministras el chakra. Vale, pero en este caso es un poco más complicado. Tienes que visualizarte a ti EN EL LUGAR donde te quieres invocar.
»Y tienes que llamarte a ti mismo. Llamar a... tu propio chakra. —Daruu se encogió de hombros—. Sé que suena extraño, Ayame, lo siento, pero esto no es un simple Bunshin no Jutsu. —Le guiñó un ojo. Era una referencia a, cuando en un principio, habían entablado amistad, en Amegakure. Un momento que se le antojaba ya muy, muy lejano, pero que recordaba con cariño. Cuando le enseñó a utilizar la técnica de los clones básicos para que aprobase el examen—. Ven, mira.
Daruu se dio la vuelta y buscó la roca sobre la que se había apoyado. Se mordió el dedo y dibujó un ideograma con la palabra Caramelo.
—Para invocarte a un lugar necesitas dos cosas: imaginarte a ti misma en ese lugar, pero con una exactitud bastante decente... y que haya un rastro de tu sangre en ese lugar. Como cuando invocas a un animal y ofreces tu sangre, sólo que en este caso te transportas a ti misma a una ofrenda ya existente. Da igual que el rastro esté seco, pero en ese caso tienes que hacer una buena marca.
»No pongo el ideograma por casualidad. Tiene que ser algo que puedas imaginar muy bien, en mi caso es el primer ideograma de mi nombre. —Una vez más, volvió a encogerse de hombros—. La cosa es: es muy fácil imaginarte, en medio de un combate, en una posición donde sepas que está tu sangre. Al lado de un enemigo —si te corta con su espada— o en su espalda —si le has marcado a propósito—; porque evidentemente tienes un recuerdo reciente para completar tu visualización aunque tú estés dentro de una nube de humo, ¿vale? —explicó—. Pero si tienes que invocarte a un lugar lejano, es complicado imaginarte todos los detalles de ese lugar en concreto. Es mejor si recuerdas un sitio exacto, y si el rastro de sangre lo haces con una marca que te sea extremadamente fácil de visualizar en la mente... puedes reconstruir más o menos el lugar señalado y la técnica del Kuchiyose no Jutsu hará el resto. Serás atraída a ese rastro en concreto, y no a cualquier otro. ¿Entiendes?
»Otra cosa es ya aterrizar de pie. A mi me llevó meses... ya lo sabes.
—Sí, sí —cortó Daruu, haciendo un ademán con la mano y cerrando los ojos, como restándole importancia—. Está claro que te sabes la teoría. La básica. Pero te hablo de los fundamentos.
»Para esta técnica no firmas ningún contrato con nadie. Como si invocases un objeto cualquiera; en ese caso tienes que visualizar el objeto en el lugar donde ejecutas el jutsu y a donde suministras el chakra. Vale, pero en este caso es un poco más complicado. Tienes que visualizarte a ti EN EL LUGAR donde te quieres invocar.
»Y tienes que llamarte a ti mismo. Llamar a... tu propio chakra. —Daruu se encogió de hombros—. Sé que suena extraño, Ayame, lo siento, pero esto no es un simple Bunshin no Jutsu. —Le guiñó un ojo. Era una referencia a, cuando en un principio, habían entablado amistad, en Amegakure. Un momento que se le antojaba ya muy, muy lejano, pero que recordaba con cariño. Cuando le enseñó a utilizar la técnica de los clones básicos para que aprobase el examen—. Ven, mira.
Daruu se dio la vuelta y buscó la roca sobre la que se había apoyado. Se mordió el dedo y dibujó un ideograma con la palabra Caramelo.
—Para invocarte a un lugar necesitas dos cosas: imaginarte a ti misma en ese lugar, pero con una exactitud bastante decente... y que haya un rastro de tu sangre en ese lugar. Como cuando invocas a un animal y ofreces tu sangre, sólo que en este caso te transportas a ti misma a una ofrenda ya existente. Da igual que el rastro esté seco, pero en ese caso tienes que hacer una buena marca.
»No pongo el ideograma por casualidad. Tiene que ser algo que puedas imaginar muy bien, en mi caso es el primer ideograma de mi nombre. —Una vez más, volvió a encogerse de hombros—. La cosa es: es muy fácil imaginarte, en medio de un combate, en una posición donde sepas que está tu sangre. Al lado de un enemigo —si te corta con su espada— o en su espalda —si le has marcado a propósito—; porque evidentemente tienes un recuerdo reciente para completar tu visualización aunque tú estés dentro de una nube de humo, ¿vale? —explicó—. Pero si tienes que invocarte a un lugar lejano, es complicado imaginarte todos los detalles de ese lugar en concreto. Es mejor si recuerdas un sitio exacto, y si el rastro de sangre lo haces con una marca que te sea extremadamente fácil de visualizar en la mente... puedes reconstruir más o menos el lugar señalado y la técnica del Kuchiyose no Jutsu hará el resto. Serás atraída a ese rastro en concreto, y no a cualquier otro. ¿Entiendes?
»Otra cosa es ya aterrizar de pie. A mi me llevó meses... ya lo sabes.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)