27/03/2019, 00:00
La chica continuó en el suelo, y tras un leve suspiro de puro alivio, se alegró de que el chico se encontrase también bien. Con las mismas, también dejó caer que se encontraba realmente exhausta. El Inuzuka aprovechó para sentarse a su lado, aún con la nariz presionada con su mano. A ésto, Ranko se disculpó para posteriormente elogiar el último movimiento del chico. Sin embargo, su observación era realmente aguda. Se notaba que era diestra en Taijutsu. No se le escapó el detalle de ese último movimiento, que era realmente distinto al Tekken.
—Te diste cuenta... —contestó el chico, aún con una peculiar y aguda voz —ese movimiento es inventado por mí. Lo diseñé buscando aprovechar las distancias extremadamente cortas, aunque también es posible usarlo ofensivamente si me aproximo yo directamente. Aunque siempre puedes llevarte una sorpresa.
Y su nariz podía dar fe de ello.
Ranko terminó por preguntar si le importaba al rastas que quedase allí tendida por unos minutos. En ese preciso instante, el chico se dejó caer con suavidad sobre el tatami, recostándose sobre el mismo, al igual que su antagonista. Aún presionando su nariz con su diestra, levó su mirada hacia el techo.
—Claro, no hay problema. Podemos descansar un poco.
Akane miró a Etsu en ese instante con los ojos entrecerrados. No le gustaba que Etsu, el obsesionado del entrenamiento, cayese en la desidia tan solo por un combate de entrenamiento. Él bien sabía que Etsu aún podía seguir dando guerra. Y no le desagradaba la situación del todo, pero sabía que de no ser por esa nueva amiga, seguro que él estaría sufriendo a causa del rastas y su obsesión...
—¿Sabes? el estilo del abuelo es el segundo estilo de lucha que casi domino... el primero fue el de la academia, y el último al que le hinqué el diente es un antiguo estilo que conocía el abuelo. El viejo siempre me dice que para ser un gran maestro, no hay que dominar un solo estilo de combate. Hay que conocer mucho sobre los otros, y a partir de ello buscar tu propio camino. Solo así te conviertes en un maestro de Taijutsu.
»¿Tu madre también opina parecido?
Sí, así era Etsu, curioso como un gato. Tenía a su lado una fuente de información novedosa, sentía esa imperativa necesidad de saciar su sed de conocimiento.
—Te diste cuenta... —contestó el chico, aún con una peculiar y aguda voz —ese movimiento es inventado por mí. Lo diseñé buscando aprovechar las distancias extremadamente cortas, aunque también es posible usarlo ofensivamente si me aproximo yo directamente. Aunque siempre puedes llevarte una sorpresa.
Y su nariz podía dar fe de ello.
Ranko terminó por preguntar si le importaba al rastas que quedase allí tendida por unos minutos. En ese preciso instante, el chico se dejó caer con suavidad sobre el tatami, recostándose sobre el mismo, al igual que su antagonista. Aún presionando su nariz con su diestra, levó su mirada hacia el techo.
—Claro, no hay problema. Podemos descansar un poco.
Akane miró a Etsu en ese instante con los ojos entrecerrados. No le gustaba que Etsu, el obsesionado del entrenamiento, cayese en la desidia tan solo por un combate de entrenamiento. Él bien sabía que Etsu aún podía seguir dando guerra. Y no le desagradaba la situación del todo, pero sabía que de no ser por esa nueva amiga, seguro que él estaría sufriendo a causa del rastas y su obsesión...
—¿Sabes? el estilo del abuelo es el segundo estilo de lucha que casi domino... el primero fue el de la academia, y el último al que le hinqué el diente es un antiguo estilo que conocía el abuelo. El viejo siempre me dice que para ser un gran maestro, no hay que dominar un solo estilo de combate. Hay que conocer mucho sobre los otros, y a partir de ello buscar tu propio camino. Solo así te conviertes en un maestro de Taijutsu.
»¿Tu madre también opina parecido?
Sí, así era Etsu, curioso como un gato. Tenía a su lado una fuente de información novedosa, sentía esa imperativa necesidad de saciar su sed de conocimiento.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~