27/03/2019, 17:11
Daruu observó cómo Ayame, en la distancia, bajaba de la roca y se tambaleó hasta quedar de rodillas. El chico se cruzó de brazos y comenzó a caminar hacia donde estaban ella y Kokuo, a paso tranquilo. Pese a la advertencia de su propio cuerpo, había decidido volver a intentarlo, y ahora sus manos temblorosas se acercaban buscando formar de nuevo aquellos sellos.
Daruu podría haberla detenido, eso es cierto. Fácilmente, podría haber formulado un sello del Carnero y haberse plantado delante de ella, sujetándole un brazo. Podría haber hecho el papel de salvador, o el de maestro compasivo. Pero el carácter de Amegakure no era ese.
En Amegakure había un dicho muy bueno que revelaba mucho sobre su cultura en la enseñanza:
Y así pues, dejó que Ayame se ahogara.
Daruu podría haberla detenido, eso es cierto. Fácilmente, podría haber formulado un sello del Carnero y haberse plantado delante de ella, sujetándole un brazo. Podría haber hecho el papel de salvador, o el de maestro compasivo. Pero el carácter de Amegakure no era ese.
En Amegakure había un dicho muy bueno que revelaba mucho sobre su cultura en la enseñanza:
Sólo ahogándose aprende uno a vivir bajo la lluvia.
Y así pues, dejó que Ayame se ahogara.