La paz es cosa de todos

[Uzumaki Eri]

—Sí señora. —pero algo ocurrió tras decir aquello, pues Daruu pasó de tener un aura de orgullo a una algo más sombría—. Una sustitución del Juken. No es que no pueda usarlo, claro, debería poder...

—Vaya... —no quiso decir nada más, entendiendo que aquello podría significar que, al no tener los ojos tan característicos de Hyuuga, él ya no tenía acceso a las técnicas de su clan—. Es una gran técnica, la verdad es que espero que se me ocurran cosas tan guays como se te ocurren a ti.

Sin embargo, tras decir aquello la joven tuvo un pequeño arranque de tos que tuvo que evitar poniendo la mano sobre su boca. ¿Acaso le había pasado algo de factura la técnica? Frunció el ceño y lo negó mentalmente, quizá solo estaba cansada del viaje.

—Daruu-san —llamó la chica—. Creo que regresaré a Tanzaku Gai a hacer el recado que le prometí a mi hermana y buscar algún sitio para descansar, no me encuentro del todo bien, a lo mejor estoy más cansada que de costumbre por el camino —informó, luego se rascó la nuca—. Así que espero que el próximo día que nos veamos, hagamos la revancha.

La chica sonrió y tras la despedida correspondiente, se marcharía hacia Tanzaku Gai para hacer exactamente lo que le había dicho a Daruu.

«Y recuerda entrenar cuando llegues a Uzushiogakure...»