30/03/2019, 04:32
(Última modificación: 30/03/2019, 04:35 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
—¿¡Tengo cara de tener dinero para comprar tal cosa!?— alzó ambos brazos. Era el salario completo de una misión rango C, sin contar los gastos de casa y sus pequeños lujos en los que solía despilfarrar. Siempre había pensado que el equipo shinobi era demasiado caro, pero luego se gastaba toneladas en comida chatarra, restaurantes karaoke y ropa. Sobre todo ropa.
—¿Para qué quieres interrogarlo? ¡Déjame arrancarle la cabeza de una vez!— Y de inmediato sacó una daga de su chaqueta. —Este animal es mío, es mi derecho acabar con él— Apretó los dientes y alzó la daga apuntando al rostro del médico.
—Oye ricitos de oro, bájale a tus humos, ¿quieres?— caminó y dio un pequeño saltito para darle un manotazo en la nuca al bandolero, tirándole el sombrero al suelo. —¿Sabes si tiene o no?— Se cruzó de brazos.
—¡Maldito enano!— Se sobó la cabeza. —No creo que Arashi tenga tal cosa, pues por aquí nunca solemos tener problemas con shinobis. Sin embargo, creo que yo tengo un par en mi armería. Eso sí, ¿cuanto dura... lo que sea qué estés haciendo? Tardaré un rato aún a caballo.
El falso enfermero rodó los ojos y puso expresión de asco. Aún no entendía cómo aquella panda de inútiles lograron tenderle una trampa y que funcionase. Se golpearía a sí mismo por semejante estupidez, pero obviamente no podía hacerlo.
—Tic, tac— Se burló.
—¿Para qué quieres interrogarlo? ¡Déjame arrancarle la cabeza de una vez!— Y de inmediato sacó una daga de su chaqueta. —Este animal es mío, es mi derecho acabar con él— Apretó los dientes y alzó la daga apuntando al rostro del médico.
—Oye ricitos de oro, bájale a tus humos, ¿quieres?— caminó y dio un pequeño saltito para darle un manotazo en la nuca al bandolero, tirándole el sombrero al suelo. —¿Sabes si tiene o no?— Se cruzó de brazos.
—¡Maldito enano!— Se sobó la cabeza. —No creo que Arashi tenga tal cosa, pues por aquí nunca solemos tener problemas con shinobis. Sin embargo, creo que yo tengo un par en mi armería. Eso sí, ¿cuanto dura... lo que sea qué estés haciendo? Tardaré un rato aún a caballo.
El falso enfermero rodó los ojos y puso expresión de asco. Aún no entendía cómo aquella panda de inútiles lograron tenderle una trampa y que funcionase. Se golpearía a sí mismo por semejante estupidez, pero obviamente no podía hacerlo.
—Tic, tac— Se burló.