3/04/2019, 18:59
Pero Daruu pareció abrumarse ante la explicación de Ayame:
—Sí, sí... mejor lo dejo para otro momento —dijo, y Ayame soltó una risilla—. Oye, Ayame, ya sé que yo te he enseñado la mía, pero muchas gracias a ti también —añadió, abrazándola.
Y Ayame, inmensamente feliz, no pudo menos que sonreír con brillante ilusión.
—No tienes que dármelas —respondió.
—Ahora, ¿qué te parece si nos vamos a la habitación, nos duchamos y seguimos con nuestro fin de semana? ¿Suficientes cosas de ninjas?
Daruu y Ayame rieron juntos.
—Suficientes cosas de ninjas —accedió ella—. ¡Y después saldremos a comer por ahí!
Y así, ambos shinobi reanudaron el camino de vuelta a El Patito Montés. Dos shinobi que intentaban por todos los medios abandonar durante aquellos tres días sus vidas como ninjas y disfrutar como una pareja normal y corriente de un viaje romántico para ellos dos.
—¿Tienes alguna idea de dónde podemos ir a comer? —preguntó en voz alta desde el baño, mientras terminaba de vestirse tras haberse pegado una buena ducha.
—Sí, sí... mejor lo dejo para otro momento —dijo, y Ayame soltó una risilla—. Oye, Ayame, ya sé que yo te he enseñado la mía, pero muchas gracias a ti también —añadió, abrazándola.
Y Ayame, inmensamente feliz, no pudo menos que sonreír con brillante ilusión.
—No tienes que dármelas —respondió.
—Ahora, ¿qué te parece si nos vamos a la habitación, nos duchamos y seguimos con nuestro fin de semana? ¿Suficientes cosas de ninjas?
Daruu y Ayame rieron juntos.
—Suficientes cosas de ninjas —accedió ella—. ¡Y después saldremos a comer por ahí!
Y así, ambos shinobi reanudaron el camino de vuelta a El Patito Montés. Dos shinobi que intentaban por todos los medios abandonar durante aquellos tres días sus vidas como ninjas y disfrutar como una pareja normal y corriente de un viaje romántico para ellos dos.
—¿Tienes alguna idea de dónde podemos ir a comer? —preguntó en voz alta desde el baño, mientras terminaba de vestirse tras haberse pegado una buena ducha.