9/04/2019, 02:54
Utage estaba muy, pero muy conmocionado. Tenía los ojos enrojecidos, y de la nada se había demacrado como si de golpe varios años le cayesen encima. Gemía por lo bajo, impotente, inútil.
Homura, seguía como una fiera.
Había una vieja historia, donde decía que la tristeza y la ira fueron a bañarse un día al mismo lago. Y sin embargo, cada una tomó por error el vestido de la otra. Desde ese día, la ira se disfraza de tristeza, y la tristeza de ira. Era la mejor representación de lo que ambos hermanos experimentaban en esos mismos momentos.
—Haré que se lleven el cuerpo de Asobu, que lo corten y se lo den a los cerdos. Así no habrá rastro— No pareció cambiar su expresión al decir aquello. —Será a tu modo entonces— se dio la vuelta, dando por sellado aquel acuerdo, aunque se frenó un poco al recordar algo. —Tu amigo Riko se está recuperando de su malestar. El señor Hayashi accedió a ayudarlo aún sin estar en todas las condiciones, diciendo que él podía encargarse sin necesidad de Asobu—. retomó el andar
Utage se quedó en su sitio, sollozando con los mocos colgando.
—¿Por qué solo yo tengo que llorar?— expulsó cuando su hermana ya se había largado. —¿Por qué yo debo derramar las lágrimas que ustedes no?
Sea que recibiese una respuesta o no, cada quién sabía lo que tenía que hacer ahora.
La pianola no estaba sonando esa noche. Dae no estaba tomando pedidos. Las demás meseras llevaron las órdenes a los cuartos de los huéspedes. Las sillas estaban sobre las mesas, los manteles estaban doblados. El piso estaba limpio, salvo por la ceniza del cigarro que la tabernera fumaba al caminar por la sala.
Rōga era el único sentado en la barra de acceso, con un batido de leche chocolatada. Miraba al escenario, pero no tenía muchas ganas de subirse a cantar. Ya tenía su decisión. Él no era Shishio, así que no tenía que hacer las cosas a su modo. "Alguien tiene que hacerlo, ese alguien es lobo."
Homura, seguía como una fiera.
Había una vieja historia, donde decía que la tristeza y la ira fueron a bañarse un día al mismo lago. Y sin embargo, cada una tomó por error el vestido de la otra. Desde ese día, la ira se disfraza de tristeza, y la tristeza de ira. Era la mejor representación de lo que ambos hermanos experimentaban en esos mismos momentos.
—Haré que se lleven el cuerpo de Asobu, que lo corten y se lo den a los cerdos. Así no habrá rastro— No pareció cambiar su expresión al decir aquello. —Será a tu modo entonces— se dio la vuelta, dando por sellado aquel acuerdo, aunque se frenó un poco al recordar algo. —Tu amigo Riko se está recuperando de su malestar. El señor Hayashi accedió a ayudarlo aún sin estar en todas las condiciones, diciendo que él podía encargarse sin necesidad de Asobu—. retomó el andar
Utage se quedó en su sitio, sollozando con los mocos colgando.
—¿Por qué solo yo tengo que llorar?— expulsó cuando su hermana ya se había largado. —¿Por qué yo debo derramar las lágrimas que ustedes no?
Sea que recibiese una respuesta o no, cada quién sabía lo que tenía que hacer ahora.
...Horas más tarde...
La pianola no estaba sonando esa noche. Dae no estaba tomando pedidos. Las demás meseras llevaron las órdenes a los cuartos de los huéspedes. Las sillas estaban sobre las mesas, los manteles estaban doblados. El piso estaba limpio, salvo por la ceniza del cigarro que la tabernera fumaba al caminar por la sala.
Rōga era el único sentado en la barra de acceso, con un batido de leche chocolatada. Miraba al escenario, pero no tenía muchas ganas de subirse a cantar. Ya tenía su decisión. Él no era Shishio, así que no tenía que hacer las cosas a su modo. "Alguien tiene que hacerlo, ese alguien es lobo."