28/10/2015, 22:00
— No era una pregunta con respuesta. — Pensó al escuchar la respuesta de Ritsuko. Luego la pelirroja agregó un gracioso comentario, del cual Satoru se rió aunque no le haya causado gracia. Ese era uno de sus tantos males hábitos.
— Son necesarios para vivir. ¿Pero porqué? Me malinterpretaste. No me entendiste, como yo estoy haciendo ahora. ¿Porqué estás jugando con mi pelo? ¿Porqué no actúas como otras personas? ¿A caso en la aldea realmente hay gente única? — Recitó un tonto monologo en su cabeza.
Pero las cosas no seguirían tan felices. La chica se deprimió al escuchar la pregunta de Satoru. Se insultó a ella misma de una forma indirecta, haciendo énfasis en que su falta de seriedad era el principal motivo por el cual la juzgaban.
— Es cierto. Realmente es curioso ver a alguien tan feliz como vos ser un Shinobi. — Mantuvo un tono de voz serio, quería ponerse en la misma situación de la chica. — Un Sabio de donde vengo siempre decía que la ignorancia hace la felicidad. Y no se equivocaba, hasta hace poco yo era feliz y ahora mirame... estoy vagando por una tierra extranjera tratando de entender como funciona el mundo. Y te juro que no es nada lindo. — Guardó silencio para acercarse un poco más a la pelirroja. — Supongo que a ti te pasa lo mismo. Eras feliz, pero alguien te dijo que no deberías serlo. Por favor, no me malinterpretes. No te digo que seas tonta, solo que el saber duele. ¿Estás dispuesta a cargar con ese dolor? ¿Tener que enterarte de las verdaderas intenciones del ser humano? ¿Conocer su verdadera naturaleza? Sí es así, te juro que yo, tu camarada de aldea, te acompañaré. — Puede ser que el joven ermitaño haya creado un lazo de confianza de la nada, pero en cierta forma parecía necesario. Él creyó que la estaba ayudando.
— Son necesarios para vivir. ¿Pero porqué? Me malinterpretaste. No me entendiste, como yo estoy haciendo ahora. ¿Porqué estás jugando con mi pelo? ¿Porqué no actúas como otras personas? ¿A caso en la aldea realmente hay gente única? — Recitó un tonto monologo en su cabeza.
Pero las cosas no seguirían tan felices. La chica se deprimió al escuchar la pregunta de Satoru. Se insultó a ella misma de una forma indirecta, haciendo énfasis en que su falta de seriedad era el principal motivo por el cual la juzgaban.
— Es cierto. Realmente es curioso ver a alguien tan feliz como vos ser un Shinobi. — Mantuvo un tono de voz serio, quería ponerse en la misma situación de la chica. — Un Sabio de donde vengo siempre decía que la ignorancia hace la felicidad. Y no se equivocaba, hasta hace poco yo era feliz y ahora mirame... estoy vagando por una tierra extranjera tratando de entender como funciona el mundo. Y te juro que no es nada lindo. — Guardó silencio para acercarse un poco más a la pelirroja. — Supongo que a ti te pasa lo mismo. Eras feliz, pero alguien te dijo que no deberías serlo. Por favor, no me malinterpretes. No te digo que seas tonta, solo que el saber duele. ¿Estás dispuesta a cargar con ese dolor? ¿Tener que enterarte de las verdaderas intenciones del ser humano? ¿Conocer su verdadera naturaleza? Sí es así, te juro que yo, tu camarada de aldea, te acompañaré. — Puede ser que el joven ermitaño haya creado un lazo de confianza de la nada, pero en cierta forma parecía necesario. Él creyó que la estaba ayudando.