9/04/2019, 21:02
Justo mientras hablaban, unos pasos irrumpieron en la entrada: El alguacil Arashi entró con su clásica vestimenta blanca y su viril bigote en la estancia. Estaba serio, aunque su rostro de piedra se mantuviera en ese gesto casi las veinticuatro horas.
—Ese a quién esperan ya ha llegado— les miró. —Parece que Mano Cortada se ha encontrado con él y se está encargando de entretenerlo con sus palabras. Es ahora, hemos cumplido nuestra fachada. ¿Ahora que harás?
—Huh, sería demasiada suerte que lograras engañarlo de la misma forma que a Asobu—. Sonreía, pese a lo pesimista que sonaba. —¿A qué lugar piensas llevarlo?— Le miró.
—No sé si Mano Cortada será lo suficientemente convincente para retenerlo... No están demasiado lejos de aquí.
—Ese a quién esperan ya ha llegado— les miró. —Parece que Mano Cortada se ha encontrado con él y se está encargando de entretenerlo con sus palabras. Es ahora, hemos cumplido nuestra fachada. ¿Ahora que harás?
—Huh, sería demasiada suerte que lograras engañarlo de la misma forma que a Asobu—. Sonreía, pese a lo pesimista que sonaba. —¿A qué lugar piensas llevarlo?— Le miró.
—No sé si Mano Cortada será lo suficientemente convincente para retenerlo... No están demasiado lejos de aquí.