9/04/2019, 21:30
—¡A... AHORA SALGO! U-UN MOMENTO —Escuchó decir a Daruu desde el baño.
Pero el gato blanco no estaba dispuesto a esperar. Con una desesperación aterradora, el felino se abalanzó sobre Ayame tirándola sobre la cama y comenzó a restregarse sobre su pecho y su barbilla. En otras circunstancias le habría parecido adorable, pero la expresión aterrorizada de Yuki la sobresaltó:
—¡¡Ayame-nyan, Ayame-nyan, nya sido terrible!! ¡Le nyan sacado los nyojos a un nyinyo!
Ayame tomó al gato por debajo de las patas delanteras y lo apartó de sí, zarandeándolo en el aire ligeramente.
—¡Yuki, nyo te...! Digo... ¡No te entiendooo! ¡Habla más claro! ¿Qué han sacado? ¿A quién? ¿Un ninja? ¡Daruu, ayuda!
Pero el gato blanco no estaba dispuesto a esperar. Con una desesperación aterradora, el felino se abalanzó sobre Ayame tirándola sobre la cama y comenzó a restregarse sobre su pecho y su barbilla. En otras circunstancias le habría parecido adorable, pero la expresión aterrorizada de Yuki la sobresaltó:
—¡¡Ayame-nyan, Ayame-nyan, nya sido terrible!! ¡Le nyan sacado los nyojos a un nyinyo!
Ayame tomó al gato por debajo de las patas delanteras y lo apartó de sí, zarandeándolo en el aire ligeramente.
—¡Yuki, nyo te...! Digo... ¡No te entiendooo! ¡Habla más claro! ¿Qué han sacado? ¿A quién? ¿Un ninja? ¡Daruu, ayuda!