15/04/2019, 05:38
—Fue… ahm… un entrenamiento algo duro. ¡Pero muy interesante!
Kuumi le tendió una mano y ayudó a Ranko a ponerse de pie. La de la trenza se sentía bastante adolorida, y pensó que la reunión, fiesta o lo-que-sea de su padre sería un calvario, a no ser que tuviese que estar sentada todo el tiempo.
—Huh —dijo la pelirroja, con cara de sorpresa agradable. Al escuchar a Etsu, Kuumi frunció el cejo —. ¿Hierro borracho? ¿Qué es eso? ¿Con qué clase de pervertido estuviste entrenando, Ran-chan? ¡No te creía capaz de cosas así! ¡Jum! —A paso lento fueron saliendo de la estancia.
—¿¿Aah-ah?? ¡N-n-no es eso! ¡I-I-Inuzuka-san no es…! —Ranko se tornó tan roja como los cabellos de su hermana.
—Oh, un Inuzuka. Eso explica el perro, creo. Pues ¡cui-da-di-to! —Kuumi apuntó con sus dedos índice y medio a sus propios ojos, luego le apuntó a Etsu con los mismos. La chica estaba siendo algo chusca, y no lo decía en serio, aunque no sabía qué tanto podía leer Etsu entre líneas —. Nada de borracheras ni de hierros con Ran-chan. ¿Eh? ¡Un gusto!
—¡K-Kuu-chan! ¡No digas e-eso! ¡P-por su… supuesto, Inuzuka-san! ¡Fue u-un placer!
Mientras decía lo último, Kuumi ya estaba sacando a su hermana con su cabeza apoyada sobre su hombro. Tenía que inclinarse un poco, pues Ranko era casi veinte centímetros más alta que la pelirroja. Anduvieron por los pasillos de los dojos por algunos minutos, siempre al ritmo de la de la trenza.
—Creo que no fue muy educado que le hablarle así a Inuzuka-san… ¡Ni siquiera te presentaste!
—Pff… No había tiempo. Además lo volverás a ver, ¿no? ¡Y entonces le mostraré cómo dar una buena paliza! Y… Y me presentaré. Cuando acabe con él.
—¡Kuu-chan!
Y ambas fueron en dirección a la casa de la familia Sagisō.
Kuumi le tendió una mano y ayudó a Ranko a ponerse de pie. La de la trenza se sentía bastante adolorida, y pensó que la reunión, fiesta o lo-que-sea de su padre sería un calvario, a no ser que tuviese que estar sentada todo el tiempo.
—Huh —dijo la pelirroja, con cara de sorpresa agradable. Al escuchar a Etsu, Kuumi frunció el cejo —. ¿Hierro borracho? ¿Qué es eso? ¿Con qué clase de pervertido estuviste entrenando, Ran-chan? ¡No te creía capaz de cosas así! ¡Jum! —A paso lento fueron saliendo de la estancia.
—¿¿Aah-ah?? ¡N-n-no es eso! ¡I-I-Inuzuka-san no es…! —Ranko se tornó tan roja como los cabellos de su hermana.
—Oh, un Inuzuka. Eso explica el perro, creo. Pues ¡cui-da-di-to! —Kuumi apuntó con sus dedos índice y medio a sus propios ojos, luego le apuntó a Etsu con los mismos. La chica estaba siendo algo chusca, y no lo decía en serio, aunque no sabía qué tanto podía leer Etsu entre líneas —. Nada de borracheras ni de hierros con Ran-chan. ¿Eh? ¡Un gusto!
—¡K-Kuu-chan! ¡No digas e-eso! ¡P-por su… supuesto, Inuzuka-san! ¡Fue u-un placer!
Mientras decía lo último, Kuumi ya estaba sacando a su hermana con su cabeza apoyada sobre su hombro. Tenía que inclinarse un poco, pues Ranko era casi veinte centímetros más alta que la pelirroja. Anduvieron por los pasillos de los dojos por algunos minutos, siempre al ritmo de la de la trenza.
—Creo que no fue muy educado que le hablarle así a Inuzuka-san… ¡Ni siquiera te presentaste!
—Pff… No había tiempo. Además lo volverás a ver, ¿no? ¡Y entonces le mostraré cómo dar una buena paliza! Y… Y me presentaré. Cuando acabe con él.
—¡Kuu-chan!
Y ambas fueron en dirección a la casa de la familia Sagisō.
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