15/04/2019, 15:57
La pelirroja tendió la mano a su hermana, y la ayudó a reincorporarse. Entre tanto, el Inuzuka se levantó también, aunque no del todo, tan solo quedó sentado con las piernas entrecruzadas. Aún no sabía muy bien cómo se debía proceder en éste tipo de situaciones, pero en fin... las chicas tenían prisa, y no era cuestión de retenerlas por mas tiempo. Ya de por sí parecían llegar tarde a causa del despiste de la madre.
Aunque mas vale tarde que nunca, no es cuestión de apretarse la soga antes de saltar al vacío.
Kuuni reaccionó de forma un tanto singular ante el comentario del Inuzuka, quizás malinterpretándolo por completo. Bueno, mas que quizás, seguro que lo malinterpretó. Trató al Inuzuka de alguna especie de pervertido, cosa que sacó un profundo color rojizo en el rostro del chico de rastas.
[p=dodgerblue]¿Qué coño...?[/color]
El chico no supo ni qué contra-argumentar para afrontar esa acusación, pero Ranko rápidamente negó que eso fuese así. Entre lineas, Ranko insinuó sutilmente el apellido del rastas. A ésto, la hermana de Ranko predispuso que entonces se podía suponer como normal lo del perro en el dojo.
—Hasta... otra... Ranko... —sentenció en lo que la chica marchaba por la puerta.
Las chicas continuaron hablando a lo largo del pasillo. Etsu, más incómodo que un saltamontes en mitad de una pradera miró a Akane. El can se meaba de risa. No literalmente. No era de ese tipo de animales...
—Me siento más incómodo con las personas que nada, tío... no hay quien las comprenda...
—¿Ababaur?
—Además de verdad...
Aunque mas vale tarde que nunca, no es cuestión de apretarse la soga antes de saltar al vacío.
Kuuni reaccionó de forma un tanto singular ante el comentario del Inuzuka, quizás malinterpretándolo por completo. Bueno, mas que quizás, seguro que lo malinterpretó. Trató al Inuzuka de alguna especie de pervertido, cosa que sacó un profundo color rojizo en el rostro del chico de rastas.
[p=dodgerblue]¿Qué coño...?[/color]
El chico no supo ni qué contra-argumentar para afrontar esa acusación, pero Ranko rápidamente negó que eso fuese así. Entre lineas, Ranko insinuó sutilmente el apellido del rastas. A ésto, la hermana de Ranko predispuso que entonces se podía suponer como normal lo del perro en el dojo.
—Hasta... otra... Ranko... —sentenció en lo que la chica marchaba por la puerta.
Las chicas continuaron hablando a lo largo del pasillo. Etsu, más incómodo que un saltamontes en mitad de una pradera miró a Akane. El can se meaba de risa. No literalmente. No era de ese tipo de animales...
—Me siento más incómodo con las personas que nada, tío... no hay quien las comprenda...
—¿Ababaur?
—Además de verdad...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~