19/04/2019, 21:21
—¡ARGH!— sintió pinchazos por todo el cuerpo, tan finos como los piquetes de las abejas. Iba a quedarle la piel adolorida y enrojecida luego de eso. —Oh crap— El clon de Datsue fue destruido por la lluvia, aunque dejó un pergamino ahí mismo, el cuál no era un objeto replicado.
"¿Acaso...?" Había visto las brujerías del Uchiha, siendo cosas que escapaban a su lógica. Quizás, tenía un plan. ¿Cómo ponerlo a su favor? Se dio la vuelta, dando la espalda de forma arriesgada a los enemigos pero impidiendo que viesen cuando tomase el pergamino. "Ni puta idea de que sea esto, podría salirme el tiro por la culata. Deb..." No iba a tener tiempo para levantarse, menos para pensar.
—No vine aquí sólo a servir cómo montura— El gran loro se abalanzó sobre él, agarrándole la cabeza con una de las patas y forzándolo a tener la cara contra el suelo, sin llegar a clavar totalmente sus garras en él. —¿Serías tan amable de darnos la otra mitad del mapa?— Se agachó para hablarle.
—Verga...— Quedó totalmente boca abajo, viendo además cómo la puerta terminaba de abrirse.
—Shunsuke, revisaba la mula de carga. Huracán, tu al niño y quítale de paso el portaobjetos de la pierna— habló con malicia.
—¡Oye, el jefe soy yo!— bufó molesto, pero obedeciendo de todas formas.
—¡Ah claro! Perica mandona, que sólo para eso sirves— Dijo el de color rojo.
La lluvia no parecía tener piedad aquel día, continuando con su terrible castigo.
Si a montura era difícil transitar las dunas, el clon lo tendría terrible para cruzar las arenas por su cuenta. Y sin embargo, pronto vería a lo lejos una figura similar, teniendo otras dos siluetas encima. No por nada Bandō había ganado nueve carreras, pues tenía conocimientos sobre cómo y dónde ahorrar energía para sacar ventaja. Y sin embargo el también estaba algo agobiado, ya que era la primera vez que competía en medio de tal monzón. Pero aquello no iba a detenerle, pues en sus brazos descansaba una sollozante Homura a la cuál debía proteger.
No tardarían entonces en cruzarse, quedando el bandido extrañado al ver a Datsue sin su camello, pero supondría que era también otro clon.
—¿Qué... pasó?— se llevó la mano a la cabeza, dónde antes estaba su sombrero. Hace mucho la tempestad se lo había arrancado.
"¿Acaso...?" Había visto las brujerías del Uchiha, siendo cosas que escapaban a su lógica. Quizás, tenía un plan. ¿Cómo ponerlo a su favor? Se dio la vuelta, dando la espalda de forma arriesgada a los enemigos pero impidiendo que viesen cuando tomase el pergamino. "Ni puta idea de que sea esto, podría salirme el tiro por la culata. Deb..." No iba a tener tiempo para levantarse, menos para pensar.
—No vine aquí sólo a servir cómo montura— El gran loro se abalanzó sobre él, agarrándole la cabeza con una de las patas y forzándolo a tener la cara contra el suelo, sin llegar a clavar totalmente sus garras en él. —¿Serías tan amable de darnos la otra mitad del mapa?— Se agachó para hablarle.
—Verga...— Quedó totalmente boca abajo, viendo además cómo la puerta terminaba de abrirse.
—Shunsuke, revisaba la mula de carga. Huracán, tu al niño y quítale de paso el portaobjetos de la pierna— habló con malicia.
—¡Oye, el jefe soy yo!— bufó molesto, pero obedeciendo de todas formas.
—¡Ah claro! Perica mandona, que sólo para eso sirves— Dijo el de color rojo.
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La lluvia no parecía tener piedad aquel día, continuando con su terrible castigo.
Si a montura era difícil transitar las dunas, el clon lo tendría terrible para cruzar las arenas por su cuenta. Y sin embargo, pronto vería a lo lejos una figura similar, teniendo otras dos siluetas encima. No por nada Bandō había ganado nueve carreras, pues tenía conocimientos sobre cómo y dónde ahorrar energía para sacar ventaja. Y sin embargo el también estaba algo agobiado, ya que era la primera vez que competía en medio de tal monzón. Pero aquello no iba a detenerle, pues en sus brazos descansaba una sollozante Homura a la cuál debía proteger.
No tardarían entonces en cruzarse, quedando el bandido extrañado al ver a Datsue sin su camello, pero supondría que era también otro clon.
—¿Qué... pasó?— se llevó la mano a la cabeza, dónde antes estaba su sombrero. Hace mucho la tempestad se lo había arrancado.