24/04/2019, 19:50
—¿¡Pero que me estás contando!?— Si aún hubiese tenido el pergamino en mano, lo habría tirado muy lejos —¡Tuve una puta bomba entre las ropas y yo ni en cuenta! ¿Y si se abría por error? ESTARÍA MUERTO AHORA MISMO— alzó los brazos al cielo y se puso a dar vueltas. —A la próxima, de verdad, avísame cuando uses tu magia negra— Para él, no existía diferencia entre las técnicas de sellado y la brujería.
»No me fío. Quiero decir, por muy insulso que parezca ese sujeto, se nos adelanta un paso, SIEMPRE. Piénsalo, las dos guacamayas pequeñas no estaban solo de adorno, parecían guiarle. Incluso sabían que no eras tu yo real y que estás en la carrera. Hay un truco, sabe nuestros movimientos de alguna manera. Si mi paranoia es real, aunque no lo sigamos quizás sospeche por ello y no caiga en la artimaña.
Adrenalina, nombre coloquial de la hormona secretada por las glándulas suprarrenales y que intervienen en la presión sanguínea. Y que en momentos de acción se le evoca como la responsable de obrar milagros. Este era uno de ellos.
El camello corrió, mientras el puente se descalabraba tras de si. Pareció inclinarse, de manera que la línea recta por un instante se volvió una pendiente.
Las dos patas delanteras tocaron tierra, pero la otra mitad de su cuerpo quedó sumergido. Y aún así, batalló por no ser arratrado.
»No me fío. Quiero decir, por muy insulso que parezca ese sujeto, se nos adelanta un paso, SIEMPRE. Piénsalo, las dos guacamayas pequeñas no estaban solo de adorno, parecían guiarle. Incluso sabían que no eras tu yo real y que estás en la carrera. Hay un truco, sabe nuestros movimientos de alguna manera. Si mi paranoia es real, aunque no lo sigamos quizás sospeche por ello y no caiga en la artimaña.
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Adrenalina, nombre coloquial de la hormona secretada por las glándulas suprarrenales y que intervienen en la presión sanguínea. Y que en momentos de acción se le evoca como la responsable de obrar milagros. Este era uno de ellos.
El camello corrió, mientras el puente se descalabraba tras de si. Pareció inclinarse, de manera que la línea recta por un instante se volvió una pendiente.
Las dos patas delanteras tocaron tierra, pero la otra mitad de su cuerpo quedó sumergido. Y aún así, batalló por no ser arratrado.