25/04/2019, 14:50
Negó con la cabeza.
—No vi mucho más que tu clon predecesor. Sólo sé que la técnica invisible que usó me dejó adolorido en el suelo como si me hubiesen picado avispas por todo el cuerpo... De hecho aún me duele— se removió incómodo. —Por querer tomar el pergamino fue que el loro me agarró— terminó suspirando. —Kuchiuuu...— Bufó inflando los cachetes.
Caminaba rígido, cómo un soldadito de juguete mientras sostenía la espada delante de sí con tal de no tropezar con las gradas, las cuáles descendían en espiral. Cabía decir que estaba mucho más herido de lo que su actitud demostraba, pero iba a correr el riesgo, ya que fue su idea el destruir la mentada arma.
No iban a pasar mucho tiempo bajando escalones, pues pronto llegaron a un corredor angosto cuyo techo apenas estaba por encima de la cabeza del Uchiha por unos diez centímetros, mientras que de ancho eran unos tres metros. Buen espacio para ellos. "Pero el tuerto lo tendrá jodido aquí" Parecía que, alguna vez esas paredes estuvieron decoradas con hojas de arroz, pero ahora sólo lucían cómo pellejo arrancado y sus motivos dibujados sólo eran garabatos. Gomo fuese, con poca luz y tiempo no podían darse el lujo de detenerse a contemplar.
Llegando a la mitad del mismo, hubo un fuerte estruendo, como si rocas se estuviesen golpeando. Por un instante, una leve sacudida hizo caer polvo y piedritas de entre los bloques del sitio.
—Eso debió ser el mecanismo hidráulico. Cómo disminuyó la lluvia, también la presión del agua. De seguro la puerta se cerró un poco— dijo. Más para sí mismo, que para Datsue.
Al kage bunshin podía importarle un pepino, pero al de cabellos tricolor no le agradaba la idea de quedarse sepultado bajo las ruinas.
Más adelante, el camino se bifurcaba en tres más.
—Mierda...— Sin el mapa, podrían perderse en aquel laberinto.
Y sin embargo, unos pasos más adelante en el camino de la derecha, podía divisarse una muesca con forma de shuriken tallada.
—No vi mucho más que tu clon predecesor. Sólo sé que la técnica invisible que usó me dejó adolorido en el suelo como si me hubiesen picado avispas por todo el cuerpo... De hecho aún me duele— se removió incómodo. —Por querer tomar el pergamino fue que el loro me agarró— terminó suspirando. —Kuchiuuu...— Bufó inflando los cachetes.
Caminaba rígido, cómo un soldadito de juguete mientras sostenía la espada delante de sí con tal de no tropezar con las gradas, las cuáles descendían en espiral. Cabía decir que estaba mucho más herido de lo que su actitud demostraba, pero iba a correr el riesgo, ya que fue su idea el destruir la mentada arma.
No iban a pasar mucho tiempo bajando escalones, pues pronto llegaron a un corredor angosto cuyo techo apenas estaba por encima de la cabeza del Uchiha por unos diez centímetros, mientras que de ancho eran unos tres metros. Buen espacio para ellos. "Pero el tuerto lo tendrá jodido aquí" Parecía que, alguna vez esas paredes estuvieron decoradas con hojas de arroz, pero ahora sólo lucían cómo pellejo arrancado y sus motivos dibujados sólo eran garabatos. Gomo fuese, con poca luz y tiempo no podían darse el lujo de detenerse a contemplar.
Llegando a la mitad del mismo, hubo un fuerte estruendo, como si rocas se estuviesen golpeando. Por un instante, una leve sacudida hizo caer polvo y piedritas de entre los bloques del sitio.
—Eso debió ser el mecanismo hidráulico. Cómo disminuyó la lluvia, también la presión del agua. De seguro la puerta se cerró un poco— dijo. Más para sí mismo, que para Datsue.
Al kage bunshin podía importarle un pepino, pero al de cabellos tricolor no le agradaba la idea de quedarse sepultado bajo las ruinas.
Más adelante, el camino se bifurcaba en tres más.
—Mierda...— Sin el mapa, podrían perderse en aquel laberinto.
Y sin embargo, unos pasos más adelante en el camino de la derecha, podía divisarse una muesca con forma de shuriken tallada.