El mito del oeste

[King Roga]

—La verdad no me interesa mucho, mi única meta es inspirar a la gente con mis canciones y ya, lo demás sobra— admitió con dura honestidad mientras llegaban al final del corredor.

Algo llamaría su atención, pues podía divisarse en la lejanía una luz de habitación cuando esto debería ser imposible "A menos que sea obra del tuerto." Disminuyó la velocidad y cortó su técnica, devolviéndole la espada al Uchiha mientras se pegaba al muro y se acercaba con lentitud hasta la salida. Notaría que incluso, había otra muesca al final de este, parecida a la cabeza de un loro. "Definitivamente pasaron por aquí." Se dijo mientras paraba oreja, ya que el sonido de muchísima agua fue perceptible entre más se acercaban a la sala.

Se asomaría por el borde, cerciorándose de que no hubiese nadie cerca antes de salir a examinar lo que tenían enfrente.

—Esta es la cámara del mecanismo— Tal vez no se acordase de la ruta, pero podía identificar que sector era cual.

Alguien prendió los platos de aceite de las paredes, iluminando con fuerte lumbrera el salón. El agua caía desde las dos paredes laterales en una canaleta que tenía un engranaje cada uno, atascado por la presión del conducto. Este poseía dos cadenas a cada lado, las cuáles se perdían por debajo de las aguas. Ingeniería arcaica en su máxima expresión.

Más adelante, había una sección faltante del suelo, el cuál se había abierto dejando ver varias estacas de hueso tallado en el fondo. Viendo el corredor que seguía más adelante, flechas desperdigadas en el suelo.

—Vaya vaya, parece que el tuerto nos hizo el favor de deshacerse de las trampas— se rascó la cabeza.

Antes de seguir el camino, el Yotsuki oteó la zona, frunciendo el ceño al ver un graffiti de letras cubierto de polvo en una de las grandes ruedas, pero que no era legible por la misma suciedad.