29/04/2019, 20:31
— ¡Yota, Yota! — escuchaba gritos, pero el sueño no me permitía distinguir de quien narices era — Levantate ya mismo, Yota
Ahora si los distinguía. Aquel zarandeo de lado a lado mientras tenía justo lo contrario a un justo despertar me permitieron averiguar que se trataba de la histérica de mi madre
— ¡¿Podrías dejar de GRITARME?! — repliqué hecho una furia y devolviendo los gritos, mientras me zafaba de sus garras para evitar seguir siendo una coctelera improvisada — Y ahora explícame qué cojones es tan importante como para levantarme de esta forma
— Vino uno de esos ninjas que trabaja con Morikage-sama. Dijo que Kenzou-sama en persona te reclama en su despacho cuanto antes
— ¡¿Qué?! ¿Y por qué no me has despertado antes? Joder, mierda
Me levanté como un resorte y buscaba mi ropa por toda mi habitación, que para variar era una especie de pequeño caos.
— Vamos, sal, que tengo que cambiarme
Dicho y hecho, la mujer salió de la habitación y yo batí el récord guiness de cambio de pijama a ropa ninja. Tampoco olvidé la bandana y mis utensilios ninja, así como mi ninjato y...
— Vamos, Kumopansa, que si cae bronca nos la repartiremos
— Soy demasiado raros los humanos, ¿Sabes, Yota?
Al salir de casa cogí alguna que otra galleta que llevarme al estomago. No era buena idea salir de casa para ir a ver al Morikage con la barriga vacía. Igual le daba por volver a pelear...
Entré en aquel gran dojo y fui directamente al lugar en el que debía aguardar el Morikage. Hice sonar la puerta al golpearla con los nudillos y esperé que Moyashi Kenzou diera la instrucción de entrar.
— Oye, Yota, ahora en serio, ¿la has vuelto a liar?
— ¡Qué dices! Osea, creo que no...
Ahora si los distinguía. Aquel zarandeo de lado a lado mientras tenía justo lo contrario a un justo despertar me permitieron averiguar que se trataba de la histérica de mi madre
— ¡¿Podrías dejar de GRITARME?! — repliqué hecho una furia y devolviendo los gritos, mientras me zafaba de sus garras para evitar seguir siendo una coctelera improvisada — Y ahora explícame qué cojones es tan importante como para levantarme de esta forma
— Vino uno de esos ninjas que trabaja con Morikage-sama. Dijo que Kenzou-sama en persona te reclama en su despacho cuanto antes
— ¡¿Qué?! ¿Y por qué no me has despertado antes? Joder, mierda
Me levanté como un resorte y buscaba mi ropa por toda mi habitación, que para variar era una especie de pequeño caos.
— Vamos, sal, que tengo que cambiarme
Dicho y hecho, la mujer salió de la habitación y yo batí el récord guiness de cambio de pijama a ropa ninja. Tampoco olvidé la bandana y mis utensilios ninja, así como mi ninjato y...
— Vamos, Kumopansa, que si cae bronca nos la repartiremos
— Soy demasiado raros los humanos, ¿Sabes, Yota?
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Al salir de casa cogí alguna que otra galleta que llevarme al estomago. No era buena idea salir de casa para ir a ver al Morikage con la barriga vacía. Igual le daba por volver a pelear...
Entré en aquel gran dojo y fui directamente al lugar en el que debía aguardar el Morikage. Hice sonar la puerta al golpearla con los nudillos y esperé que Moyashi Kenzou diera la instrucción de entrar.
— Oye, Yota, ahora en serio, ¿la has vuelto a liar?
— ¡Qué dices! Osea, creo que no...
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa