2/05/2019, 17:22
—Bueno, la caja fuert- No entendió que era una pregunta retórica, además que de por si Datsue no iba a darle tiempo a explicar nada.
El Yotsuki abrió la boca al unísono que el tuerto. Datsue no había visto el mapa, ellos si.
—¡ELSUBSUELOESDEHULLA!— Imploraron, demasiado tarde.
Shunsuke estiró la diestra lanzando un hilo al muro que estaba a su derecha, porque al izquierdo no iba a llegar. Deshizo los dos que le detenían al techo y luego retrajo el recién creado a toda velocidad para pegarse al muro. Todo en un tiempo muy reducido con tal de evitar quedar en medio del fuego del dragón. Rompió el contrato de Tepeu de inmediato, ya que no había otra manera de ponerla a salvo.
La explosión fue estridente, haciendo eco en tan cerrado espacio. Pese a que el impacto fue en el piso, toda la estancia tembló, causando que los pocos cristales que quedaban en el techo cayeran. Parte del suelo se derritió, pero lejos de quedarse así, pronto las llamas ardieron en toda su intensidad. Del cuadro y del trono no quedo nada, siendo que ahora su lugar era ocupado por una enorme caja de piedra que se partió con la explosión. Y nadie, nadie iba a poder acercarse a revisar el interior, porque el ahora el salón era un infierno ardiente, quemándose incluso por donde no podían ver.
Rōga pegó un brinco hasta donde estaba el clon y le tomó de las prendas superiores con ambas manos.
—¡Volaste la caja pero no el arma!— Vio de reojo, sintiendo además el calor que se acumulaba incluso debajo de sus pies. —¡SÁCAME DE AQUÍ ANTES DE QUE EL FUEGO LLEGUE AL ALQUITRÁN!— Lo sacudió. Ya con el riesgo encima hasta se le olvidaba lo malherido que estaba.
Otro retumbo, pero este sonaba similar al que escucharon antes de llegar a la sala del mecanismo: la puerta se estaba cerrando aún más.
Shunsuke se quedó viendo la caja. Sólo necesitaba apagar un poco el fuego y tomarla, pero los niños quizás no fueran a dejarle. Seguirían peleando, aún contra el reloj de que la puerta de la entrada principal se estaba cerrando. Además, el carbón ahora estaba ardiendo incluso por debajo de las losas de roca, por lo que no podría sofocarlo, al menos no sin tumbar todo el templo con ellos dentro. Sudó de nervios, ¿o era el calor? El mal olor que amenazaba con asfixiarles le terminó de convencer en que no valía la pena intentarlo. Se las tendría que ver con el amo, pero prefería volver y recibir una putiza por fallar que no volver directamente.
Dio un par de saltos, quedando a un par de metros de donde estaban el Uchiha y el Yotsuki, pero les ignoró vilmente mientras lanzaba dos hilos más al portal y lo arrancaba directamente, tirando las puertas como si fueran hojas de papel.
—¡No se queden parados! ¡Corran perras!— Estaba, ¿ayudándolos a salir?
El Yotsuki abrió la boca al unísono que el tuerto. Datsue no había visto el mapa, ellos si.
—¡ELSUBSUELOESDEHULLA!— Imploraron, demasiado tarde.
Shunsuke estiró la diestra lanzando un hilo al muro que estaba a su derecha, porque al izquierdo no iba a llegar. Deshizo los dos que le detenían al techo y luego retrajo el recién creado a toda velocidad para pegarse al muro. Todo en un tiempo muy reducido con tal de evitar quedar en medio del fuego del dragón. Rompió el contrato de Tepeu de inmediato, ya que no había otra manera de ponerla a salvo.
La explosión fue estridente, haciendo eco en tan cerrado espacio. Pese a que el impacto fue en el piso, toda la estancia tembló, causando que los pocos cristales que quedaban en el techo cayeran. Parte del suelo se derritió, pero lejos de quedarse así, pronto las llamas ardieron en toda su intensidad. Del cuadro y del trono no quedo nada, siendo que ahora su lugar era ocupado por una enorme caja de piedra que se partió con la explosión. Y nadie, nadie iba a poder acercarse a revisar el interior, porque el ahora el salón era un infierno ardiente, quemándose incluso por donde no podían ver.
Rōga pegó un brinco hasta donde estaba el clon y le tomó de las prendas superiores con ambas manos.
—¡Volaste la caja pero no el arma!— Vio de reojo, sintiendo además el calor que se acumulaba incluso debajo de sus pies. —¡SÁCAME DE AQUÍ ANTES DE QUE EL FUEGO LLEGUE AL ALQUITRÁN!— Lo sacudió. Ya con el riesgo encima hasta se le olvidaba lo malherido que estaba.
Otro retumbo, pero este sonaba similar al que escucharon antes de llegar a la sala del mecanismo: la puerta se estaba cerrando aún más.
Shunsuke se quedó viendo la caja. Sólo necesitaba apagar un poco el fuego y tomarla, pero los niños quizás no fueran a dejarle. Seguirían peleando, aún contra el reloj de que la puerta de la entrada principal se estaba cerrando. Además, el carbón ahora estaba ardiendo incluso por debajo de las losas de roca, por lo que no podría sofocarlo, al menos no sin tumbar todo el templo con ellos dentro. Sudó de nervios, ¿o era el calor? El mal olor que amenazaba con asfixiarles le terminó de convencer en que no valía la pena intentarlo. Se las tendría que ver con el amo, pero prefería volver y recibir una putiza por fallar que no volver directamente.
Dio un par de saltos, quedando a un par de metros de donde estaban el Uchiha y el Yotsuki, pero les ignoró vilmente mientras lanzaba dos hilos más al portal y lo arrancaba directamente, tirando las puertas como si fueran hojas de papel.
—¡No se queden parados! ¡Corran perras!— Estaba, ¿ayudándolos a salir?