2/11/2015, 23:09
En una faceta que pocas veces dejaba ver, el chico incluso comenzó a exteriorizar ese chakra que tanto le caracterizaba. No había conseguido algo fácil aquella chica, hasta esa renacuaja de Sayaka lo había intentado sin éxito... quizás solo le faltó éste detalle, la proximidad. Mas que cualquiera de las cosas que odiaba, había quizás algo que temía. Contagiarse de esa enfermedad, y padecer de verdadera modestia o felicidad... no quería sufrir en silencio como el resto de humanos... su verdad, su esencia... todo en peligro por una chica. JAMAS.
Por otro lado, la chica no era la única en el lugar, eso era algo seguro. Al menos había otra persona mas, el propietario de esa carcajada aislada. Matarla era una opción bien compensada, pero... ¿y si el que se escondía en algún lugar traía refuerzos? Aún era débil para poder matar a varios, mucho mas cuando ni tan siquiera sabía la cantidad de acompañantes que ésta chica pudiese tener.
Tensó el puño, apretándolo con todas su fuerzas, y sin mas dejó de ejercer esa fuerza. Poco a poco el chakra que comenzaba a recubrir su cuerpo terminó por desvanecerse de la misma manera, en numerosas burbujas de color negro mate. Ese acto fue acompañado por una sonrisa por parte del chico.
—Soy alérgico a las personas... el contacto físico me produce esa reacción, por favor, mantente alejada de mi.— Alegó ante su reacción anterior.
Si supiese lo afortunada que era... lástima que el albino no era aún un experto en el combate, pues aquí habría perdido la vida. Quizás, sobre todo con su actitud, no todo habría acabado aquí. Tan solo le consolaba la idea de encontrar respuesta a su duda... ¿Cuantos la acompañaban?
—Bueno... y tu amigo... ¿es tímido o qué?—
Con esas palabras, volvió su mirada a ver si encontraba al tercero, cuarto, o quinto de sus posibles amigos. ¿Estaría ante la posibilidad de una emboscada? Por suerte no mostraba su bandana metálica... eso si que podría haberle ocasionado problemas.
Por otro lado, la chica no era la única en el lugar, eso era algo seguro. Al menos había otra persona mas, el propietario de esa carcajada aislada. Matarla era una opción bien compensada, pero... ¿y si el que se escondía en algún lugar traía refuerzos? Aún era débil para poder matar a varios, mucho mas cuando ni tan siquiera sabía la cantidad de acompañantes que ésta chica pudiese tener.
Tensó el puño, apretándolo con todas su fuerzas, y sin mas dejó de ejercer esa fuerza. Poco a poco el chakra que comenzaba a recubrir su cuerpo terminó por desvanecerse de la misma manera, en numerosas burbujas de color negro mate. Ese acto fue acompañado por una sonrisa por parte del chico.
—Soy alérgico a las personas... el contacto físico me produce esa reacción, por favor, mantente alejada de mi.— Alegó ante su reacción anterior.
Si supiese lo afortunada que era... lástima que el albino no era aún un experto en el combate, pues aquí habría perdido la vida. Quizás, sobre todo con su actitud, no todo habría acabado aquí. Tan solo le consolaba la idea de encontrar respuesta a su duda... ¿Cuantos la acompañaban?
—Bueno... y tu amigo... ¿es tímido o qué?—
Con esas palabras, volvió su mirada a ver si encontraba al tercero, cuarto, o quinto de sus posibles amigos. ¿Estaría ante la posibilidad de una emboscada? Por suerte no mostraba su bandana metálica... eso si que podría haberle ocasionado problemas.