3/11/2015, 00:13
El paseo por el pueblo se le estaba haciendo bastante largo, sobre todo el último tramo pues alguien como ella no pasaba desapercibida mucho tiempo. La peliblanca podía sentir como la observaban, todo el mundo se giraba cuando pasaban a su lado. Le resultaba muy incómodo, no estaba acostumbrada a llamar tanto la atención, al menos no de esa manera.
A pesar de todo, tampoco podía culparles. Su aspecto era bastante peculiar como mínimo, desde que llegó al continente no había visto a nadie que se asemejase a ella. El cabello blanco no era muy común, al contrario que en Kusabi, lo mismo ocurría con sus ojos y por no mencionar las "shouhyou" (marcas). Así que la joven no podía hacer otra cosa que resginarse, al menos mientras no interfiriesen y se limitasen solo a observar dese la distancia.
Sus pasos la habían hecho adentrarse en la zona residencial de la ciudad, las viviendas eran bastante modestas y apenas sobrepasaban los dos pisos de altura, tampoco estaban excesivamente cuidadas aunque si que aprecían bastante robustas. Los tendederos exteriores le daban un aire pintoresco al lugar.
Mitsuki caminaba distraída, observando de un lado a otro tratando de encontrar algo parecido a un ayuntamientos cuando de repente una voz a su frente le hizo detenerse en seco. La chica llevó sus blanquecinos ojos hasta la cosa que le había hecho detenerse, la verdad es que debía ser una persona pero encontrarse una calavera de repente te hace replantearte muchas cosas. Al menos hasta que miras una segunda vez y notas que es verdaderamente una persona, extraña pero una persona al fin y al cabo, y por su voz debía de ser una chica de más o menos su edad. Había lanzado una simple pregunta, que le intrigó casi tanto como aquel extrambótico aspecto.
La pregunta le dejó un poco descolocada, ¿a qué se refiriría con maquillaje? Con la segunda mirada pudo ver que la encapuchada debía de llevar algún tipo de maquillaje oscuro para potenciar el efecto de aquella máscara bajo la capcuha, aunque no entendía muy bien que era lo que pretendía con aquella ropa tan llamativa pues era una gabardina de color roja. Sin embargo, al ver la insignía que llevaba a modo de cinturón, algo se aclaró. Era una kunoichi sin lugar a dudas y tal vez el motivo de su ascpecto era amedrentar a posibles contrincantes, lo que no le quedaba claro era por qué había deducido que a ella le gustaba el maquillaje.
—¿Disculpa?— fue lo primero que salió de sus labios mientras se rascaba suavemente la mejilla con dos dedos de su man oderecha, no había entendido muy bien el motivo de la pregunta —¡ahhh vale! Perdona. No había entendido la pregunta, iba distraída— ahora lo vió claro, la chica se refería a las shouhyou —No es maquillaje, mi piel es así— respondió con una sonrisa cálida mientras se estiraba su moflete para demostrar que era real
A pesar de todo, tampoco podía culparles. Su aspecto era bastante peculiar como mínimo, desde que llegó al continente no había visto a nadie que se asemejase a ella. El cabello blanco no era muy común, al contrario que en Kusabi, lo mismo ocurría con sus ojos y por no mencionar las "shouhyou" (marcas). Así que la joven no podía hacer otra cosa que resginarse, al menos mientras no interfiriesen y se limitasen solo a observar dese la distancia.
Sus pasos la habían hecho adentrarse en la zona residencial de la ciudad, las viviendas eran bastante modestas y apenas sobrepasaban los dos pisos de altura, tampoco estaban excesivamente cuidadas aunque si que aprecían bastante robustas. Los tendederos exteriores le daban un aire pintoresco al lugar.
Mitsuki caminaba distraída, observando de un lado a otro tratando de encontrar algo parecido a un ayuntamientos cuando de repente una voz a su frente le hizo detenerse en seco. La chica llevó sus blanquecinos ojos hasta la cosa que le había hecho detenerse, la verdad es que debía ser una persona pero encontrarse una calavera de repente te hace replantearte muchas cosas. Al menos hasta que miras una segunda vez y notas que es verdaderamente una persona, extraña pero una persona al fin y al cabo, y por su voz debía de ser una chica de más o menos su edad. Había lanzado una simple pregunta, que le intrigó casi tanto como aquel extrambótico aspecto.
La pregunta le dejó un poco descolocada, ¿a qué se refiriría con maquillaje? Con la segunda mirada pudo ver que la encapuchada debía de llevar algún tipo de maquillaje oscuro para potenciar el efecto de aquella máscara bajo la capcuha, aunque no entendía muy bien que era lo que pretendía con aquella ropa tan llamativa pues era una gabardina de color roja. Sin embargo, al ver la insignía que llevaba a modo de cinturón, algo se aclaró. Era una kunoichi sin lugar a dudas y tal vez el motivo de su ascpecto era amedrentar a posibles contrincantes, lo que no le quedaba claro era por qué había deducido que a ella le gustaba el maquillaje.
—¿Disculpa?— fue lo primero que salió de sus labios mientras se rascaba suavemente la mejilla con dos dedos de su man oderecha, no había entendido muy bien el motivo de la pregunta —¡ahhh vale! Perdona. No había entendido la pregunta, iba distraída— ahora lo vió claro, la chica se refería a las shouhyou —No es maquillaje, mi piel es así— respondió con una sonrisa cálida mientras se estiraba su moflete para demostrar que era real