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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
La joven peliblanca con rostro a felinado, seguía el camino principal que atravesaba el Bosque de la Antigua Konoha de Sur a Norte. Avanzaba a buen ritmo, el día se había levantado frío y ventoso, un día ideal para alguien como ella, acostumbrada a ese tipo de inclemencias.

Sus pasos la habían llevado hasta los alrededores del puente Kannabi, en la frontera con el país del Bosque. Concretamente cerca de una pequeña localidad que vivía del servicio a los viajeros y diligencias que seguían el camino que vertebraba las antiguas tierras de Konoha.

Mitsuki acababa de dejar atrás el último tramo de bosque, para adentrarse en el pequeño pueblo conocido como Magome. El camino principal lo atravesaba de lado a lado, o al menos eso fue la primera impresión que tuvo la joven justo nada más poner el pie bajo la sombra del cartel que colgaba de un tresaño dando la bienvenida a los visitantes.

Magome estaba compuesto por multitud de pequeñas pensiones que se agrupaban a lo largo del camino, establos donde guardar a los caballos y restaurantes para saciar los variados apetitos de los viajeros. La peliblanca avanzaba deteniendo su mirada en cada uno de los edificios, trataba de encontrar algún tipo de indicativo que marcase la casa del alcalde pues su primera "misión" como gennin consistía en ejercer como mensajera.

Caminar por aquel lugar tan concurrido era un poco incómodo, su aspecto la hacía resaltar demasiado entre la multitud y tantas miradas fijas en ella la incomodaban, por suerte la bandana ejercía casi como repelente de comentarios indeseados, aunque no se libró de todos.

Tras recorrer toda la arteria principal, la joven no había hayado el lugar donde debía de entregar la carta. Había supuesto erróneamente que debía de estar en el centro del pueblo, como en Kusabi o en Uzushiogakure, pero por lo que se ve no tiene por que ser así.

A causa de esto, no le quedó más remedio que adentrarse en el resto del pueblo, donde se encontraba la zona más residencial del mismo con la esperanza de hayar cuanto antes su objetivo
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#2
¿Que otra cosa iba a hacer Ritsuko fuera de casa aparte de molestar personas? Hablar con su madre, sin importar la cantidad de personas que haya a su alrededor y la mire muy mal por estar hablando sola, eso y su máscara, la cual en conjunto con su maquillaje la hace verse como una verdadera calavera y peor si cierra los ojos y está con su capucha puesta. En esos casos su extensa cabellera carmesí desaparece y solo es posible ver eso, una calavera.

Así que con solo hacer acto de presencia, esta kunoichi logra poner incómoda a casi cualquier persona a excepción de shinobis y soldados que pareciera que están acostumbrados a ver ese tipo de cosas. - No, me gusta tu cráneo y no pienso sacármelo. - Sentenció la pelirroja mientras caminaba por la baranda del inmenso puente Kannabi. - Vamos Ritsuko... Todo el mundo te mira mal. - Decía la suplicante fémina que la acompañaba y que nadie más lograba ver.

Si bien, había infinidad de personas yendo y viniendo, ninguna le llamaba la atención a la chica como para lograr que el ente imaginario desapareciera y por ello era que entablaba conversación con tanta naturalidad.

El paso por el puente no fue nada destacable, simplemente pasó y nada ocurrió, nadie que le llamase la atención ni nadie que la detuviese, por lo que siguió adelante hasta encontrarse con algo que no recordaba haber visto en ningún mapa y eso era un pueblo un tanto peculiar. - ¿Tú sabías de este pueblo...? - Preguntó la madre de Ritsuko que ya estaba transitando aquellas calles. - No... Recién me entero... - Respondió mientras llevaba la mirada de un lado a otro analizando cada construcción, hasta que se encontró un puesto en el que vendían pescados asados y no pudo evitar gastarse unas monedas en uno.

Cuando quiso acordarse, la pelirroja ya había salido del sector comercial del pueblo y se encontraba recorriendo calles de lo que parecía ser el área residencial, deducción tomada principalmente a la ropa colgada de algunas ventanas, gente que salía y cerraba con llave, y otras tantas cosas similares. Pero lo importante esta vez, fue una especie de 'tumulto' de gente que se había formado casi que por el centro de la calle y para colmo venía en su dirección. - ¿Vas a ir a ver o te alejarás...? - Preguntó la mujer mientras Ritsuko ya se encaminaba al lugar en cuestión con el pescado en su boca.

Luego de atravesar cierta multitud, Ritsuko se llevó la sorpresa de que el punto central de ese 'círculo' era una joven con unas marcas en su rostro que lucía su bandana shinobi en la frente. De Uzushiogakure según recordaba la chica, pero no le interesaba en lo más mínimo ni tampoco se molestaría en ocultar su bandana que estaba atada a su cintura ayudando a que la gabardina se mantuviese en su lugar pese a la falta de botones y bragueta.

- ¿También te gusta maquillarte? - Fue lo primero que preguntó la pelirroja inclinando la cabeza levemente a la izquierda antes de dar una mordida a su pescado y sin dar importancia a que aun traía la capucha y la máscara puestas.
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#3
El paseo por el pueblo se le estaba haciendo bastante largo, sobre todo el último tramo pues alguien como ella no pasaba desapercibida mucho tiempo. La peliblanca podía sentir como la observaban, todo el mundo se giraba cuando pasaban a su lado. Le resultaba muy incómodo, no estaba acostumbrada a llamar tanto la atención, al menos no de esa manera.

A pesar de todo, tampoco podía culparles. Su aspecto era bastante peculiar como mínimo, desde que llegó al continente no había visto a nadie que se asemejase a ella. El cabello blanco no era muy común, al contrario que en Kusabi, lo mismo ocurría con sus ojos y por no mencionar las "shouhyou" (marcas). Así que la joven no podía hacer otra cosa que resginarse, al menos mientras no interfiriesen y se limitasen solo a observar dese la distancia.

Sus pasos la habían hecho adentrarse en la zona residencial de la ciudad, las viviendas eran bastante modestas y apenas sobrepasaban los dos pisos de altura, tampoco estaban excesivamente cuidadas aunque si que aprecían bastante robustas. Los tendederos exteriores le daban un aire pintoresco al lugar.

Mitsuki caminaba distraída, observando de un lado a otro tratando de encontrar algo parecido a un ayuntamientos cuando de repente una voz a su frente le hizo detenerse en seco. La chica llevó sus blanquecinos ojos hasta la cosa que le había hecho detenerse, la verdad es que debía ser una persona pero encontrarse una calavera de repente te hace replantearte muchas cosas. Al menos hasta que miras una segunda vez y notas que es verdaderamente una persona, extraña pero una persona al fin y al cabo, y por su voz debía de ser una chica de más o menos su edad. Había lanzado una simple pregunta, que le intrigó casi tanto como aquel extrambótico aspecto.

La pregunta le dejó un poco descolocada, ¿a qué se refiriría con maquillaje? Con la segunda mirada pudo ver que la encapuchada debía de llevar algún tipo de maquillaje oscuro para potenciar el efecto de aquella máscara bajo la capcuha, aunque no entendía muy bien que era lo que pretendía con aquella ropa tan llamativa pues era una gabardina de color roja. Sin embargo, al ver la insignía que llevaba a modo de cinturón, algo se aclaró. Era una kunoichi sin lugar a dudas y tal vez el motivo de su ascpecto era amedrentar a posibles contrincantes, lo que no le quedaba claro era por qué había deducido que a ella le gustaba el maquillaje.

—¿Disculpa?— fue lo primero que salió de sus labios mientras se rascaba suavemente la mejilla con dos dedos de su man oderecha, no había entendido muy bien el motivo de la pregunta —¡ahhh vale! Perdona. No había entendido la pregunta, iba distraída— ahora lo vió claro, la chica se refería a las shouhyou —No es maquillaje, mi piel es así— respondió con una sonrisa cálida mientras se estiraba su moflete para demostrar que era real
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#4
La expresión de la albina fue algo que Ritsuko sin lugar a dudas hubiese pagado por volver a ver, una lástima que no haya tardado más que unos simples segundos en descifrar el enigma de la calavera y darse cuenta de que se trataba de una chica con una máscara. ~ Podría haber sido divertido... ~ Se dijo a si misma mientras lamentaba el haber hecho una pregunta al momento de hacer acto de presencia.

Sin la posibilidad de remendar ese pequeño error, la pelirroja... Inclinó la cabeza al lado contrario debido a la pregunta inicial de la joven que había encontrado, creyó no haber hablado lo suficientemente rápido como para que no la entendiese pero parecía ser que no. Eso si, cuando estuvo dispuesta a repetir la pregunta con lentitud exagerada la joven volvió a tomar la palabra tras haberse rascado justamente aquello por lo que Ritsuko había preguntado.

Fue una sorpresa bastante grande enterarse de que había personas que efectivamente, nacía con marcas así, algo que podía notarse en la expresión de la pelirroja quien había abierto sus ojos a su máxima capacidad a la vez que se inclinó hacia adelante para observar con más detalle. - ¡Que envidia! Yo me tengo que pintar a diario... - Exclamó la chica mientras observaba las mejillas de la albina casi que violando su espacio personal.

~ ¿Por qué yo no nací con marcas de mapache...? ~ Preguntó en su cabeza mientras seguía en lo suyo durante un breve instante más. Luego de ello se enderezó para llevarse nuevamente el pescado a la boca y tras tragar ese bocado retomar la palabra. - Kazama Ritsuko, ¿Y tú? - Se presentó la chica calavera de la nada sin siquiera la esperanza de que le entendiese el por qué.

La realidad era bastante simple, si se presenta ante alguien, significa que no lo dejará libre por quién sabe cuánto tiempo. Tiempo en el que el pobre elegido será perseguido y asediado con preguntas de cualquier índole sin importar lo incómodas que puedan llegar a resultar. ~ Y mamá... Volvió a esconderse... ~
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#5
La respuesta pareció sorprender a la enmascarada, pues sus ojos se habían abierto de par en par. Cada vez tenía más claro que no era nada común tener marcas en el continente y al parecer, también levantaba envidias o al menos lo hacía en aquella chica que casi le pega un cabezazo a la Hyuga tratando de apreciar mejor las rayas negras del rostro de la peliblanca.

—Bonita máscara— trató de devolver el cumplido, pero como no veía otra cosa que no fuese aquella máscara tuvo que ir a lo obvio.

Durante unos instantes tuvo la máscara de aquella chica a apenas un palmo de su rostro, pudo notar entonces que debía de estar hecha de algún material muy similar al hueso pues prefería pensar que eso no era lo que a primera impresión le pareció. Sin embargo, lo última impresión que se llevaría de la portadora es de ser tétrica, de hecho era exageradamente animosa y por su forma de comerse el pescado, bastante poco formal.

La chica procedió a presentarse, de repente y sin ningún sentido o ritual. Así, a saco. La peliblanca sonrió antes de hacer una suave reverencia respondiendo con un —Encantada— antes de revelar su nombre —Mi nombre es Hyuga Mitsuki— volvió a reverenciar a su interlocutora, a pesar de que el registro de la conversación era bastante distendido pero las maneras aprendidas desde la niñez son bastante difíciles de modificar

—Veo que eres de Takigakure ¿verdad?— observó la joven —Si mal no recuerdo ese es vuestro símbolo, si no es así disculpame— sonrió cálidamente — pero hasta que llegué al continente y me crucé con una kunoichi procedente de tu villa, ignoraba la existencia de vuestra villa— se sinceró la joven, que a pesar de lo dicho estaba segura de que esa era la villa. No tenía tan mala memoria
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#6
Luego de los comentarios aleatorios de Ritsuko, la albina le dedicó un cumplido a su máscara que la hizo ladear levemente la cabeza en muestra de confusión. - ¿Qué tiene de bonito un cráneo...? - Preguntó con cierta inocencia. A ella no le desagradaban los huesos como tal, pero llevaba en claro lo tétrico que debía de ser encontrarse con una calavera parlante, ya suficiente suerte tiene la gente que los ojos rojos resalten en aquellas cavidades oscuras.

Por suerte, la kunoichi de Uzu no hizo demasiadas preguntas al respecto de la máscara ni tampoco del accionar de la pelirroja, si lo hubiese hecho seguramente tendría problemas para explicarse ya que no tenía motivos reales para nada de lo que lleva haciendo más que simple curiosidad por las marcas. - Mitsuki... - Susurró más para si misma mientras daba un último bocado a su pescado y se dejaba en la boca el palito el cual tampoco liberó del agarre de su mano.

- Ahh... ¿Te acuerdas el nombre de la chica? - Preguntó con suma curiosidad a la vez que volvía a acercarse al rostro ajeno para verle los ojos con lujo de detalle. - Puede que la conozca... Y puede que haya venido conmigo... - Agregó la pelirroja mientras se inclinaba un rato a cada lado mirándole el cuello a la joven Hyuga y de vez en cuando bajaba la mirada en un intento por ver hasta donde llegaban las marcas.

De no ser porque estaban en plena calle tal vez Ritsuko hubiese intentado mover un poco la ropa de la chica que tenía delante, pero tenía suficiente con todas esas miradas que tenía sobre si por el simple uso de su máscara y ahora también molestando a una chica tan bonita que seguramente más de uno habrá querido intentar algo con ella. ~ Me tendré que acostumbrar a que me odien supongo... ~ Pensaba Ritsuko mientras seguía inspeccionando a la chica con su mirada y teniendo cuidado del palito que tenía en la boca.
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#7
El pequeño cumplido que había lanzado, casi se convirtió en un problema pues la enmascarada no acababa de entender por donde venía el halago. La verdad es que la peliblanca lo había soltado simplemente tratando de ser cortés y ahora mismo le costaba encontrar la salida y para rematar aquella situación tan incómoda, la muchacha no hacía nada más que que husmearla por aquí y por allá. Era un poco estresante tener aquellos ojos corriéndola de una lado a otro pero supo mantener la compostura y dejar que la cosa pasase. De hecho le vino genial que la muchacha se interesase por el nombre de la otra kunoichi de su villa, así que decidió cambiar el tema sin pensarlo. Noemi le había vuelto a ayudar indirectamente.

—Noemi, Sakamoto Noemi si no recuerdo mal— contestó la joven que trataba de que el tema de la máscara quedase en el pasado —Tenía una larga melena rubia y era muy simpática— prosiguió la joven alegremente —La conocí hará una semana, en unas ruinas en las Planicies del Silencio — apuntó la joven —¿La conoces?— preguntó la peliblanca con un gran sonrisa.

Todo parecía ir de maravilla, hasta que recordó que estaba allí para entregar una carta. Aquello la despistó por un instante pero prefirió no ser maleducada y atender a la extraña chica, ya tendría tiempo de entregar la carta. Seguramente sería un asunto trivial, si no no se lo hubiesen encargado a una simple gennin como ella
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#8
Darle importancia o no al cumplido de la máscara era algo que traía sin cuidado a la pelirroja, es más, esperaba algún tipo de respuesta incoherente o estúpida por parte de la chica que tenía delante pero no llegó, directamente procedió a ignorar aquello y dejar que la conversación se desviase.

—Noemi, Sakamoto Noemi si no recuerdo mal—

~ Si... Ubico el apellido... ~ Pensaba la chica que se había enderezado y cruzado de brazos, aunque una de las manos luego la llevó a su mentón mientras pensaba con ojos cerrados en un intento por encontrar a la persona que le acababan de describir. ~ Creo... Que si es ella... Pero lo de simpática no pega... ~ Pensaba en absoluto silencio mientras terminaba los detalles de su boceto mental.

—¿La conoces?—

Preguntó la Hyuuga con una notable sonrisa, probablemente se había encariñado con la ya mencionada Noemi en ese tiempo que habían pasado juntas. - Creo que si... Por lo menos el apellido es bastante conocido en la aldea... - Dijo mientras relajaba ambos brazos dejándolos a cada lado de su cuerpo.

De todas maneras, la descripción que le habían dado no terminaba de calarle porque la chica en la que estaba pensando era bastante arrogante y en cierta medida no podía evitar insultar o desmerecer el trabajo ajeno. En pocas palabras, a Ritsuko no le terminaba de caer simpática. - Pero bueno... ¿Qué te tocaba hacer aquí...? - Preguntó en un intento por desviar la conversación, no porque no le interesasen sus compañeros de aldea, sino porque no terminaba de tragarse lo de Noemi.
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#9
Ritsuko parecía no estar muy segura de si conocía o no a Noemi, el apellido le sonaba pero no terminaba por dar una respueta. Más bien parecía que estaba hablando más para ella que para la peliblanca, que aguardaba paciententemente la respusta de la joven kunoichi de taki. Sin embargo, la enmascarada optó por cambiar el rumbo de la conversación, cosa que no importó demasiado a la Hyuga que con una sonrisa se dispusó a responder a la cuestión formulada

—Pues la verdad es que estoy aquí haciendo de mensajera, tengo que entregarle una carta al alcalde pero no encuentro el ayuntamiento— contestó la chica con amabilidad —Debería de preguntarle a alguien...— eso último lo dijo más para sí que para su interlocutora.

La de Kusabi, miró a su alrededor buscando a alguien a quién preguntar. Sin embargo, al contrario que antes ahora no había nadie en la calle. Aquello le resultó tremendamente extraño, hasta hacía unos minutos había bastantes personas por aquel lugar y de repente nadie.

No pudo evitar torcer levemente el gesto durante un instante, la situación actual le preocupaba y no podía evitarlo. ¿Estaría relacionado con el contenido de la carta? Nadie le había informado de ningún tipo de riesgo ajeno al viaje del camino y sin embargo, en aquel mismo instante se sentía inquieta y casi amenazada. Quizás fuese su inexperiencia y todo aquello era normal, pero ver toda la ciudad en silencio tras las puertas de sus casas... no ayudaba a tranqulizarla

—Que raro... no hay nadie— comento la joven mientras giraba sobre sí misma tratando de abarcar el máximo posible de visión
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#10
Era demasiado simple, la respuesta a la descripción solo podía ser una puesto que solo sabía de una sola Sakamoto Noemi y para colmo coincidía completamente con la descripción que le habían brindado pero era algo que se negaba a aceptar en base a su experiencia personal. ~ No puede ser... ~ Fue lo que la joven dijo en su cabeza para luego descartar todas sus deducciones.

Lo mejor que podía hacer era cambiar el tema y para su buena fortuna, la albina lo había aceptado en gran medida y optó por responderle la pregunta previa.

—Pues la verdad es que estoy aquí haciendo de mensajera, tengo que entregarle una carta al alcalde pero no encuentro el ayuntamiento—

Fue la respuesta que Mitsuki le brindó a la pelirroja que seguía intentando averiguar hasta donde le llegaban las marcas, claro que sin establecer contacto físico. - Ibas bien... Pasando la zona comercial está el ayuntamiento. - Aclaró la kunoichi mientras se enderezaba para luego rendirse en su búsqueda.

A causa de que su atención estaba sumida en la kunoichi que tenía delante, se olvidó por completo de las personas a su alrededor que por algún extraño motivo se había desvanecido completamente, aunque no le llamó la atención en lo más mínimo hasta que la de Uzushio comentó al respecto.

En cuanto la escuchó, Ritsuko se puso a buscar con la mirada por los alrededores y más tarde se volteó a ver detrás suyo, efectivamente no había absolutamente nada a la vista pero la situación ameritaba que se dejara de bromas y demás. - Vamos al sector comercial... - Dijo la pelirroja mientras comenzaba a marchar lejos de aquella zona ahora desértica. - Si eres una genin al igual que yo supongo que lo mejor será que confíes... - Sentenció al tiempo que giraba la cabeza para mirarla por encima del hombro, mostrándose de una forma un tanto tétrica en la que solo se podía ver una parte de la calavera por debajo de la capucha, ni siquiera llegaban a verse los rojizos ojos de la chica.
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#11
La enmascarada apenas acababa de indicar a la joven Hyuga que no iba tan desencaminada cuando, está, también se dio cuenta de que todo estaba desierto.

Mitsuki miraba de un lado a otro tratando de localizar alguna pista, pero todo hacía indicar que se habían encerrado tras las puertas de su casa pues hasta las ventanas estaban tapadas con maderos. Aquello intrigó aún más a la joven que no terminaba de encajar todas las piezas del puzzle que tenía frente a sus narices.

Su peculiar acompañante, le indicó que la siguiese en dirección al distrito comercial o al menos se lo sugirió.

—Sí... tienes razón, será lo mejor— asintió la peliblanca mientras echaba a caminar tras los pasos de Ritsuko que se había adelantado un poco.

Las dos jóvenes avanzaban a paso rápido, sin mirar atrás pero sin perder de vista ni un detalle. La kusabiariana se mantenía alerta, todo aquello le era demasiado sospechoso como para permitirse relajarse.

—¿Sabes que es lo que puede pasar?— preguntó la joven a su acompañante, algo le decía que quizás pudiese tener alguna idea pues había reaccionado rápidamente a la situación —Cada vez me siento más intranquila...— comentó la joven más para sí misma que para su acompañante
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#12
Lo que los pueblerinos hicieran traía sin cuidado a Ritsuko siempre y cuando no la afectara de forma negativa y por ello siquiera se molestó en inspeccionar lo que habían hecho en sus viviendas. Prefería mantener la mirada fija para mejorar su nivel de atención, además que una calavera decidida podría verse más intimidante de lo normal.

Si la de Uzushio decidía ir en otra dirección era posible que el supuesto peligro se fuera con ella y la pelirroja se librase de problemas, pero también cabía la posibilidad de que fuese al revés, que tuviesen en la mira a la de Takigakure por lo que ella dedujo que sería mejor asegurarse un aliado independientemente de la realidad.

A final de cuentas, ambas kunoichis se dirigían al sector comercial así que era fácil deducir que la albina había decidido aliarse, además de los comentarios que dejaban en claro que nunca se había metido en líos.

—¿Sabes que es lo que puede pasar?— —Cada vez me siento más intranquila...—

Ritsuko no sabía si era necesario responder o no, si de todas maneras se terminarían enterando antes o después de llegar a destino. ~ Mal momento para ser novata... ~ Se cuestionaba la pelirroja que aún trataba de formular una respuesta más o menos convincente, dejando de lado su costumbre de delirar.

- Sabes defenderte... ¿Verdad...? - Preguntó al cabo de unos minutos mientras seguía la marcha hasta encontrarse con una intersección de lo más extraña. Era a simple vista normal si, pero provocaba una sensación de inseguridad monumental, por lo menos a la pelirroja que había preferido sacar uno de sus baikunais del portaobjetos que traía bajo la gabardina.
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#13
La enmascarada parecía bastante más tranquila, era como si estuviese aconstumbrada a ese tipo de situaciones. Y seguramente así era, a los shinobi los entrenaban para situaciones así... sin embargo a ella la habían entrenado para usar la violencia como último recurso. Mitsuki esta más cerca de ser una diplomática que una shinobi, pero para eso había sido enviada a Uzushio. Todo el mundo sabe que a veces las cosas no pueden ser solucionadas por las palabras, a veces la única manera de resolver algo es luchar por lo que uno cree. La joven trató de tranquilizarse recordándose las lecciones de su maestra, los consejos que le dio antes de partir.

Poco a poco fue logrando serenarse, aunque la intranquilidad le era imposible de quitársela.

Justo cuando ya estaba más serena, la otra chica le lanzó una pregunta seguramente motivada por la poca seguridad que desprendía la peliblanca.

—Sí... aunque nunca he luchado fuera de un entrenamiento— admitió la joven mientras seguía los pasos de aquella extraña chica a la que apenas parecía afectarle la situación —Tú sin embargo parece que tienes experiencia en este tipo de situaciones— observó la Hyuga mientras pasaba su mirada por los alrededores, dedicándole especial atención a las calles que discurrían de manera horizontal, no quería llevarse ninguna sorpresa desagradable
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#14
Al final de todo, aquella situación para Ritsuko era dentro de todo normal, lo único nuevo era el ambiente en el que ocurría aquello. Era muy común que las personas se alejasen de ella, no por temor, si no porque no soportan que una persona con una máscara de procedencia dudosa ande hablando completamente sola y actuando como una niña estúpida se pasee por las calles en plena luz del día como si nada.

—Sí... aunque nunca he luchado fuera de un entrenamiento—

Fue la respuesta que recibió de la albina, cosa que no le gustó para nada a la pelirroja que había soltado una mueca de desagrado que duró tan solo unos instantes. ~ Dudo que salgamos bien de aquí... ~ Se dijo a si misma la kunoichi de Taki que seguía caminando sin siquiera molestarse en asegurarse que la estuviesen siguiendo. En todo su tiempo de vida había aprendido que por lo general, cuando se hacen los silencios y alguien planea atacar suele ser una banda de imbéciles que hacen el ruido suficiente para alertar a la presa.

—Tú sin embargo parece que tienes experiencia en este tipo de situaciones—

- Es normal que me eviten... - Respondió a secas mientras seguía la marcha hasta que finalmente alcanzaron la zona comercial donde se podía apreciar aun algo de gente yendo y viniendo. No era demasiada como para perder a alguien de vista, pero la suficiente como para dar a entender que nada malo ocurriría, a no ser...

Ritsuko se frenó en seco allí mismo, teniendo justo delante los distintos negocios y las personas que hacían su vida normal pero a nadie más que a la de Uzuhio detrás. - ¿Qué dices...? ¿Seguimos o cambiamos la dirección...? - Preguntó la pelirroja con suma seriedad mientras inspeccionaba todo lo que se movía con solo la mirada.
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#15
- Es normal que me eviten... -

Fue lo que respondió la joven enmascarada a la Hyuga, la chica avanzaba sin preocuparse de lo más mínimo de su entorno, parecía no incomodarle la situación. Al contrario que Mitsuki, que no se tranquilizó un poco hasta que comenzó a vislumbrar de nuevo algo de movimiento en la lejanía. Todo apuntaba ahora a que había sido una falsa alarma, seguramente debía de ser la hora de comer y por eso la gente se había retirado de la calle de esa forma.

—Pues la verdad es que no entiendo por qué te evitan, eres una chica muy divertida— apuntó visiblemente más relajada, ahora que todo parecía estar más o menos aclarado.

La de taki preguntó sobre la dirección que debían tomar, la verdad es que la de Kusabi no tenía mucha idea. Ella llevaba todo el camino siguiendo todo el camino a Ritsuko, así que lo mejor sería dejar que esta siguiese guiándola al menos hasta el ayuntamiento.

—Pues la verdad es que no tengo ni idea, solo sé que debo de entregar una carta al alcalde— se encongió de hombros la muchacha en señal de que estaba más perdida que el barco del arroz —Según me dijiste estaba por aquí ¿verdad?— la Hyuga se adelantó unos pasos a su compañera y con tranquilidad, dejo su mirada pasear por las distintas fachadas de las casas que componían los alrededores, buscando alguna pista sobre cual debía de ser la casa que hacía las veces de ayuntamiento.
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