5/05/2019, 02:22
Nahana se levantó con necedad del suelo, apartando a Urami de sus brazos. Se limpió la cara y trató de recuperar esa compostura suya tan característica, aunque lo logró, pero sólo a medias.
—Oh, lo siento, Datsue... —respondió Urami, ante la revelación de Datsue.
—Nada. Shinjaka nos pidió esperar, así lo había pedido Soroku antes de partir. Que no hiciera nada si no volvía, y que mucho menos moviera un dedo su conseguíamos llegar por nuestra propia cuenta, con tu ayuda. Lo tenía todo planeado, el muy imbécil... y todo porque tú se lo pediste.
—Oh, lo siento, Datsue... —respondió Urami, ante la revelación de Datsue.
—Nada. Shinjaka nos pidió esperar, así lo había pedido Soroku antes de partir. Que no hiciera nada si no volvía, y que mucho menos moviera un dedo su conseguíamos llegar por nuestra propia cuenta, con tu ayuda. Lo tenía todo planeado, el muy imbécil... y todo porque tú se lo pediste.