8/05/2019, 21:04
Madre e hija se miraron cuando Datsue increpó a Nahana como madre. ¿Lo había hecho mal? ahora pensaba en las tantas veces que Urami quiso escapar, y que ella se lo impidió, por el simple llamado del deber. Por ser hija de quién era. Ahora, lejos de esa realidad, le era imposible no pensar que quizás no fue del todo justa. Que imponer una vida a alguien que no la deseaba era lo peor que podías hacer.
Lo cierto era que Kitana no iba a rehuír de su responsabilidad. Ella era muy parecida a su madre en ese aspecto y no se había embarcado al País de la Tierra para dar con fantasmas, con el riesgo que eso conlleva, por pura obligación. Se trataba de un deseo tácito. De un sentido de pertenencia idéntico al de Nahana.
Urami carecía de ello, y no esa razón era una mala chica. Al contrario.
—Urami es libre ahora. Siempre quiso partir y hacer su vida lejos del Templo. Yo, empeñada, siempre se lo negué. Pero las circunstancias han cambiado, y ya no necesita estar aquí —miró a Datsue—. llévatela contigo o ayúdala a comenzar desde otro lugar. Es lo último que te pido.
Lo cierto era que Kitana no iba a rehuír de su responsabilidad. Ella era muy parecida a su madre en ese aspecto y no se había embarcado al País de la Tierra para dar con fantasmas, con el riesgo que eso conlleva, por pura obligación. Se trataba de un deseo tácito. De un sentido de pertenencia idéntico al de Nahana.
Urami carecía de ello, y no esa razón era una mala chica. Al contrario.
—Urami es libre ahora. Siempre quiso partir y hacer su vida lejos del Templo. Yo, empeñada, siempre se lo negué. Pero las circunstancias han cambiado, y ya no necesita estar aquí —miró a Datsue—. llévatela contigo o ayúdala a comenzar desde otro lugar. Es lo último que te pido.