11/05/2019, 22:41
La reacción de la kunoichi no fue tan dispar a la del shinobi, sendos genin afrontaron lo observado a su manera, aunque ninguno fue capaz de carecer de ese irrefrenable sentimiento de ira. Para bien o para mal, ambos parecían tener un firme sentimiento de justicia. Ante la pregunta del chico, la chica se presentó con nombre y apellido, no sin antes aclarar que estaba más que dispuesta a ayudar. Sin embargo, con su rostro ahí presente, y aclarados sus nombre y apellido, fue el Inuzuka quien palideció en ese instante. Casi pareció asustarse del nombre de la chica, retrocediendo incluso un paso.
—A-Aotsuki... A-A-Ayame... —tartamudeó —e-eres... eres... —pero tuvo que frenar sus palabras, y eso que no eran muy fluidas. Si delataba quien era ante civiles, estaría poniéndola en peligro, ¿no? y eso era jugar en contra del actual tratado de paz, ese tratado que sentenciaba a todos los shinobis de Onindo a luchar por proteger a los que salvaguardaban a los demonios con colas.
—De... acuerdo...
La chica comentó que quizás sería buena idea dejar ahí un clon para vigilar al hombre. Pero ésto último si que no lo entendía, de veras que no. Él, diestro mas que nada en el arte del combate cuerpo a cuerpo, no concebía la opción de un clon más allá del bunshin, y el cuál era menos serio que una pelea con calcetines mojados. Dejar ahí un bunshin, o un palo de escoba venía a ser lo mismo.
—Creo que sería mejor que Akane lo vigile mientras nosotros buscamos a esa mujer... no creo demasiado en la eficacia de los clones —aclaró mientras realizaba un único sello —no hay nada mejor que un shinobi para hacer el trabajo de un shinobi.
A su lado, el gran huskie se había tomado la libertad de copiar la apariencia física del Inuzuka de rastas, eso sí, un tanto mas asalvajado. Sus dientes y uñas eran más drásticas, y hasta su cabellera parecía estar erizada. Akane estaba listo, y más que listo para salvar una situación del estilo. No les agradaba tener que separarse, pero había ocasiones en que la situación así lo exigía...
—Con Akane, estará bien protegido.
—A-Aotsuki... A-A-Ayame... —tartamudeó —e-eres... eres... —pero tuvo que frenar sus palabras, y eso que no eran muy fluidas. Si delataba quien era ante civiles, estaría poniéndola en peligro, ¿no? y eso era jugar en contra del actual tratado de paz, ese tratado que sentenciaba a todos los shinobis de Onindo a luchar por proteger a los que salvaguardaban a los demonios con colas.
—De... acuerdo...
La chica comentó que quizás sería buena idea dejar ahí un clon para vigilar al hombre. Pero ésto último si que no lo entendía, de veras que no. Él, diestro mas que nada en el arte del combate cuerpo a cuerpo, no concebía la opción de un clon más allá del bunshin, y el cuál era menos serio que una pelea con calcetines mojados. Dejar ahí un bunshin, o un palo de escoba venía a ser lo mismo.
—Creo que sería mejor que Akane lo vigile mientras nosotros buscamos a esa mujer... no creo demasiado en la eficacia de los clones —aclaró mientras realizaba un único sello —no hay nada mejor que un shinobi para hacer el trabajo de un shinobi.
A su lado, el gran huskie se había tomado la libertad de copiar la apariencia física del Inuzuka de rastas, eso sí, un tanto mas asalvajado. Sus dientes y uñas eran más drásticas, y hasta su cabellera parecía estar erizada. Akane estaba listo, y más que listo para salvar una situación del estilo. No les agradaba tener que separarse, pero había ocasiones en que la situación así lo exigía...
—Con Akane, estará bien protegido.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~