12/05/2019, 18:20
Pero el rostro de Etsu palideció de repente al escuchar su nombre. Como si acabara de ver un fantasma, el chico retrocedió un paso, balbuceando:
—A-Aotsuki... A-A-Ayame... e-eres... eres...
«Oh, claro...» Ayame dejó escapar el aire por la nariz y después le dirigió una mirada de advertencia, señalando con un breve gesto con la cabeza al músico. Lo último que necesitaba ahora era que el de Kusagakure se pusiera a gritar que ella era la jinchuuriki de Amegakure y que cundiera el pánico en la ciudad.
—De... acuerdo... —terminó por asentir, afortunadamente—. Creo que sería mejor que Akane lo vigile mientras nosotros buscamos a esa mujer... —respondió, haciendo referencia a su perro—. No creo demasiado en la eficacia de los clones. no hay nada mejor que un shinobi para hacer el trabajo de un shinobi —añadió, y antes de que Ayame pudiera responder al respecto, realizó un sello.
El cánido se vio envuelto súbitamente en una nube de humo y detrás de esta surgió una réplica exacta de Etsu, aunque con un aspecto algo más asalvajado: sus colmillos y sus uñas eran más notorios y sus cabellos, aún con aquellas rastas, no parecía tan bien peinado.
—Con Akane, estará bien protegido.
Ayame, que se había quedado boquiabierta ante la escena, tuvo que sacudir la cabeza para volver al presente.
—Oh... sí. Si crees que es lo mejor... —¿Un perro transformándose en humano? ¡Jamás había visto algo semejante!—. ¡Bien, vámonos antes de que se nos haga más tarde! ¡Confío en ti, Akane!
Ayame abandonó el supuesto escenario del músico y echó a andar mirando a su alrededor.
—Oye, ¿tú tienes alguna idea de dónde puede estar esa joyería? Porque es la primera vez que vengo aquí... —le preguntó al de Kusagakure.
—A-Aotsuki... A-A-Ayame... e-eres... eres...
«Oh, claro...» Ayame dejó escapar el aire por la nariz y después le dirigió una mirada de advertencia, señalando con un breve gesto con la cabeza al músico. Lo último que necesitaba ahora era que el de Kusagakure se pusiera a gritar que ella era la jinchuuriki de Amegakure y que cundiera el pánico en la ciudad.
—De... acuerdo... —terminó por asentir, afortunadamente—. Creo que sería mejor que Akane lo vigile mientras nosotros buscamos a esa mujer... —respondió, haciendo referencia a su perro—. No creo demasiado en la eficacia de los clones. no hay nada mejor que un shinobi para hacer el trabajo de un shinobi —añadió, y antes de que Ayame pudiera responder al respecto, realizó un sello.
¡Puff!
El cánido se vio envuelto súbitamente en una nube de humo y detrás de esta surgió una réplica exacta de Etsu, aunque con un aspecto algo más asalvajado: sus colmillos y sus uñas eran más notorios y sus cabellos, aún con aquellas rastas, no parecía tan bien peinado.
—Con Akane, estará bien protegido.
Ayame, que se había quedado boquiabierta ante la escena, tuvo que sacudir la cabeza para volver al presente.
—Oh... sí. Si crees que es lo mejor... —¿Un perro transformándose en humano? ¡Jamás había visto algo semejante!—. ¡Bien, vámonos antes de que se nos haga más tarde! ¡Confío en ti, Akane!
Ayame abandonó el supuesto escenario del músico y echó a andar mirando a su alrededor.
—Oye, ¿tú tienes alguna idea de dónde puede estar esa joyería? Porque es la primera vez que vengo aquí... —le preguntó al de Kusagakure.