18/05/2019, 20:22
Cuanto más se acercaba, más se le aceleraba el corazón. Cuando llegó hasta la puerta de Urami era ya un manojo de nervios. No dejaba de tocarse el pelo, de repeinarse y de humedecerse los labios, tan dispuestos a secarse. Balbuceaba, en voz muy baja, distintos discursos que se le iban ocurriendo para romper el hielo.
Eso era lo peor. Muchos de sus compañeros creían que era un tipo al que se le daba bien ligar. Que siempre sabía qué decir en todo momento.
Se equivocaban. La mayoría de las veces, tan solo se dejaba llevar. Improvisaba, y dejaba que la conversación fluyese. Pero cuando planeaba una entrada, oh, en esos momentos era como cualquier kusareño virgen: temblaba como un flan y era un océano de dudas.
«Venga, coño, venga. Ya tienes experiencia en estas cosas. Y sabes que le gustas, porque... Joder, lo sabes. No me seas kusareño y tranquilizate, hostia. ¡Tranquilizate!»
Respiró hondo una vez.
Dos.
Hasta tres veces.
Puso la mente en blanco y abrió, con sutileza, la puerta de la habitación...
Eso era lo peor. Muchos de sus compañeros creían que era un tipo al que se le daba bien ligar. Que siempre sabía qué decir en todo momento.
Se equivocaban. La mayoría de las veces, tan solo se dejaba llevar. Improvisaba, y dejaba que la conversación fluyese. Pero cuando planeaba una entrada, oh, en esos momentos era como cualquier kusareño virgen: temblaba como un flan y era un océano de dudas.
«Venga, coño, venga. Ya tienes experiencia en estas cosas. Y sabes que le gustas, porque... Joder, lo sabes. No me seas kusareño y tranquilizate, hostia. ¡Tranquilizate!»
Respiró hondo una vez.
Dos.
Hasta tres veces.
Puso la mente en blanco y abrió, con sutileza, la puerta de la habitación...
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado