18/05/2019, 21:51
Y... la besó.
Ella se lo devolvió, sin reparo alguno. El libro cayó de sus manos, que rodearon a su fraternal, sumiéndose ambos en el éxtasis del amor. El beso llevaría a las caricias, las caricias a la desnudez, y la desnudez, a la unión entre dos almas que se habían encontrado, la una con la otra, en los momentos que padecían la mayor necesidad.
¿Duraría? ¿quién sabe. Pero no existiría mejor momento que aquél para entender que el ahora es hoy, y que en el mañana nunca sabremos quién estará.
Datsue despertó, y ella todavía dormía, en su regazo.Su aroma, el tacto de su piel desnuda sobre su torso, había convertido aquél amanecer en uno mágico. Había sido su mejor noche, aunque con el sabor amargo de nacer de una realidad tan triste como la de no tener a Soroku en libertad. O vivo.
Ella se lo devolvió, sin reparo alguno. El libro cayó de sus manos, que rodearon a su fraternal, sumiéndose ambos en el éxtasis del amor. El beso llevaría a las caricias, las caricias a la desnudez, y la desnudez, a la unión entre dos almas que se habían encontrado, la una con la otra, en los momentos que padecían la mayor necesidad.
¿Duraría? ¿quién sabe. Pero no existiría mejor momento que aquél para entender que el ahora es hoy, y que en el mañana nunca sabremos quién estará.
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Datsue despertó, y ella todavía dormía, en su regazo.Su aroma, el tacto de su piel desnuda sobre su torso, había convertido aquél amanecer en uno mágico. Había sido su mejor noche, aunque con el sabor amargo de nacer de una realidad tan triste como la de no tener a Soroku en libertad. O vivo.