19/05/2019, 22:37
El chico afirmó con seguridad ante la pregunta de Ayame. No estaba del todo seguro de si había sido así, pero si creía que lo había dicho, debía seguir recto y con decisión. Su abuelo siempre se lo remarcaba así, si uno mismo no confía en sus acciones y decisiones, ¿cómo lo va a hacer otro?
Pero ahora mismo, se encontraban en una pequeña gran encrucijada. Tenían a sendos lados de la calle una joyería, cada cuál en una esquina enfrentada. Una llamaba la atención por su fachada, mientras que la otra simplemente pasaba desapercibida. Etsu claramente pensó en mirar primero en la tienda siniestra, mas que nada porque tenía curiosidad. Pero Ayame, pese a estar de acuerdo en que era realmente tétrica, sugirió inspeccionar ambas a la vez. Se señaló un aparato que tenía cerca de la oreja, y le preguntó que si tenía un comunicador. El rastas alzó una ceja, intrigado y a la misma vez desubicado.
—N-no... ¿eso es algo como lo que han inventado hace poco? ¿eso llamado teléfono?
No había tenido aún contacto con un comunicador, y así de desubicado estaba con respecto al tema. Ni puta idea, vamos. Ayame de nuevo habló, dando a conocer en ésta ocasión sus dudas. No tenía muy claro que debían buscar, ni cómo. Sin embargo, en eso el rastas si que tenía una idea, una manera de proceder que quizás podía ser exitosa.
—Creo que tan solo debemos preguntar por la encargada de la joyería, como si fuésemos comerciantes en busca de un negocio con la jefa. Si nos atiende, quizás no sea esa mujer... puesto que la que buscamos ha estado robando en la calle que estábamos, y tendrá que ir a guardar la mercancía, ¿no?
Se llevó la mano al mentón, y lo repasó un par de veces, meditando —o quizás esté en la tienda, pero sea cual sea la situación, podremos preguntarle el nombre para el supuesto negocio que le traemos. Eso sí, tendríamos que usar el henge, o esconder las bandanas... no creo que funcionase de lo contrario.
»¿Que opinas?
Pero ahora mismo, se encontraban en una pequeña gran encrucijada. Tenían a sendos lados de la calle una joyería, cada cuál en una esquina enfrentada. Una llamaba la atención por su fachada, mientras que la otra simplemente pasaba desapercibida. Etsu claramente pensó en mirar primero en la tienda siniestra, mas que nada porque tenía curiosidad. Pero Ayame, pese a estar de acuerdo en que era realmente tétrica, sugirió inspeccionar ambas a la vez. Se señaló un aparato que tenía cerca de la oreja, y le preguntó que si tenía un comunicador. El rastas alzó una ceja, intrigado y a la misma vez desubicado.
—N-no... ¿eso es algo como lo que han inventado hace poco? ¿eso llamado teléfono?
No había tenido aún contacto con un comunicador, y así de desubicado estaba con respecto al tema. Ni puta idea, vamos. Ayame de nuevo habló, dando a conocer en ésta ocasión sus dudas. No tenía muy claro que debían buscar, ni cómo. Sin embargo, en eso el rastas si que tenía una idea, una manera de proceder que quizás podía ser exitosa.
—Creo que tan solo debemos preguntar por la encargada de la joyería, como si fuésemos comerciantes en busca de un negocio con la jefa. Si nos atiende, quizás no sea esa mujer... puesto que la que buscamos ha estado robando en la calle que estábamos, y tendrá que ir a guardar la mercancía, ¿no?
Se llevó la mano al mentón, y lo repasó un par de veces, meditando —o quizás esté en la tienda, pero sea cual sea la situación, podremos preguntarle el nombre para el supuesto negocio que le traemos. Eso sí, tendríamos que usar el henge, o esconder las bandanas... no creo que funcionase de lo contrario.
»¿Que opinas?
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~