20/05/2019, 01:59
El maleante salió disparado un par de metros lejos del peliverde, cayendo de espaldas y golpeándose con fuerza contra el suelo.
A juzgar por la reacción de Ashi, a Yota debía de irle tan bien como a él, pues inconforme con el resultado lanzó uno de sus compañeros contra el rubio esperando que aquello sirviera de algo, pero Yota tenía otros planes y atacó directamente al líder.
El boxeador por su parte no tenía ni idea de lo que le acechaba por la espalda. No la tenía hasta que Ashi le gritó y despertó no solo al maleante, sino al peliverde que ahora estaba alerta de lo que sucedía tras suyo.
Aún así el Daigo nunca había sido el ninja más rápido del lugar y aquello le pasaría factura, pues aún sabiendo lo que sucedería apenas pudo girarse para recibir filo del arma con los músculos flexionados de su brazo en un intento por proteger su cuerpo mientras ahogaba un grito. No quería preocupar a Yota, no quería ser una carga.
Desesperado, el genin había concentrado chakra de un momento a otro en sus dedos índice y corazón, dispuesto a crear una potente cuchilla de viento que podría acabar con ese encuentro en un solo corte certero.
«¡NO!»
Pero la cuchilla nunca se llegó a crear y el corte nunca se llegó a efectuar, en cambio la planta del pie empezó a brillar y en un fugaz movimiento aquel brillo viajó desde su pierna que empezaba a empujar desde el suelo, pasando por su cadera que giraba con violencia hacia el maleante y acabando en su puño que impactaría con fuerza en su mandíbula.
Incluso en una situación como aquella el chico no pudo llevarse a sí mismo a realizar una técnica tan letal como la primera y, aunque no se arrepentía de ello, empezaba sufrir las consecuencias de no tener la frialdad de otros ninja a la hora de atacar sin piedad.
A juzgar por la reacción de Ashi, a Yota debía de irle tan bien como a él, pues inconforme con el resultado lanzó uno de sus compañeros contra el rubio esperando que aquello sirviera de algo, pero Yota tenía otros planes y atacó directamente al líder.
El boxeador por su parte no tenía ni idea de lo que le acechaba por la espalda. No la tenía hasta que Ashi le gritó y despertó no solo al maleante, sino al peliverde que ahora estaba alerta de lo que sucedía tras suyo.
Aún así el Daigo nunca había sido el ninja más rápido del lugar y aquello le pasaría factura, pues aún sabiendo lo que sucedería apenas pudo girarse para recibir filo del arma con los músculos flexionados de su brazo en un intento por proteger su cuerpo mientras ahogaba un grito. No quería preocupar a Yota, no quería ser una carga.
Desesperado, el genin había concentrado chakra de un momento a otro en sus dedos índice y corazón, dispuesto a crear una potente cuchilla de viento que podría acabar con ese encuentro en un solo corte certero.
«¡NO!»
Pero la cuchilla nunca se llegó a crear y el corte nunca se llegó a efectuar, en cambio la planta del pie empezó a brillar y en un fugaz movimiento aquel brillo viajó desde su pierna que empezaba a empujar desde el suelo, pasando por su cadera que giraba con violencia hacia el maleante y acabando en su puño que impactaría con fuerza en su mandíbula.
Incluso en una situación como aquella el chico no pudo llevarse a sí mismo a realizar una técnica tan letal como la primera y, aunque no se arrepentía de ello, empezaba sufrir las consecuencias de no tener la frialdad de otros ninja a la hora de atacar sin piedad.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.