20/05/2019, 14:03
La mañana está resultando tranquila para él, como otra cualquiera. Se ha ejercitado a primera hora, en ayunas, y ahora disfruta de un sabroso desayuno en uno de sus lugares favoritos de la aldea: la cafetería sirve el mejor té rojo de la aldea y tiene una empanada de carne deliciosa. Hace unos días que no se ocupa de ninguna misión y está disfrutando de su tiempo libre. Lee un tratado sobre la herbología de un conocido experto en flora del País del Bosque.
Se encuentra apartado en una de las mesas pequeñas que hay en la esquina. La gente entra y sale pero eso no perturba su concentración. Está leyendo sobre un hongo que se encuentra en Tane-Shigai, y sus propiedades casi mágicas lo mantienen pensativo. Se suele mezclar con leche y su efecto es inmediato y rejuvenecedor. Siempre anda buscando nuevos ingredientes para practicar la alquimia, y sabe que nunca viene mal conocer plantas de características tan energizantes.
Una voz exagerada y con cierto aire de impaciencia lo saca de la lectura. Levanta la cabeza y ve a un personaje corpulento, de piel oscura y cabello rojo disculpándose con vehemencia ante un tipo que no parece darle demasiada importancia a sus palabras. De hecho, viste un traje de Chunnin y llama la atención de un joven shinobi al que Galen conoce. No se ha percatado de la presencia de Samidare en la cafetería hasta ahora, y eso hace que deje de lado su lectura y le de un sorbo al té.
Escucha con atención las instrucciones que el Chunnin les da y no puede evitar reír de manera disimulada en un par de ocasiones. En cierto momento, el pelirrojo parece sufrir una especie de infarto cerebral y babea sobre la mesa. Galen, preocupado, termina el té de un sorbo y también la empanada de carne, que había devorado casi por completo nada más servida.
Ambos sujetan al corpulento shinobi y se crea una situación de tensión entre ellos. La diferencia de altura entre los tres hace que tengan que arrastrarlo, por lo que Galen se levanta de inmediato y se acerca hacia Samidare.
— ¡Buenos días, Samidare-kun!, ¿puedo ayudarlos en algo?
Se encuentra apartado en una de las mesas pequeñas que hay en la esquina. La gente entra y sale pero eso no perturba su concentración. Está leyendo sobre un hongo que se encuentra en Tane-Shigai, y sus propiedades casi mágicas lo mantienen pensativo. Se suele mezclar con leche y su efecto es inmediato y rejuvenecedor. Siempre anda buscando nuevos ingredientes para practicar la alquimia, y sabe que nunca viene mal conocer plantas de características tan energizantes.
Una voz exagerada y con cierto aire de impaciencia lo saca de la lectura. Levanta la cabeza y ve a un personaje corpulento, de piel oscura y cabello rojo disculpándose con vehemencia ante un tipo que no parece darle demasiada importancia a sus palabras. De hecho, viste un traje de Chunnin y llama la atención de un joven shinobi al que Galen conoce. No se ha percatado de la presencia de Samidare en la cafetería hasta ahora, y eso hace que deje de lado su lectura y le de un sorbo al té.
Escucha con atención las instrucciones que el Chunnin les da y no puede evitar reír de manera disimulada en un par de ocasiones. En cierto momento, el pelirrojo parece sufrir una especie de infarto cerebral y babea sobre la mesa. Galen, preocupado, termina el té de un sorbo y también la empanada de carne, que había devorado casi por completo nada más servida.
Ambos sujetan al corpulento shinobi y se crea una situación de tensión entre ellos. La diferencia de altura entre los tres hace que tengan que arrastrarlo, por lo que Galen se levanta de inmediato y se acerca hacia Samidare.
— ¡Buenos días, Samidare-kun!, ¿puedo ayudarlos en algo?