21/05/2019, 07:11
El ruido de los arbustos alertó al centinela que custodiaba el carro —¿Qué carajos..? — Pronunció casi entre cortado mientras intentaba rastrear de dónde provenía el ruido.
Se paró rápidamente y desenvaino el filo que descansaba en su cintura. El muchacho había crecido en aquella zona y sabía los riesgos que corría al adentrarse en aquél lugar. Quedó un instante quieto, totalmente congelado y localizó los arbustos del otro lado del camino moviéndose de manera extraña.
Sigilosamente rodeó a la mula —Shhh tranquila... — Calmó al animal susurrándole sin perder de vista la maleza.
La mano le temblaba un poco y se percató. Llevaba el arma delante de él y la punta del cuchillo lo delataba, que debido a su largo dejaba en evidencia el temblequeo.
El muchacho se detuvo en seco. Estaba a un metro y medio de la maleza. Se agachó y cogió una piedra —Quizá podía hacer salir al animal antes de adentrarse a la vegetación —
*Mierda ¿Qué animal rastrero será?*
—¡SAL DE AHÍ! — Gritó enfurecido, arrojando la roca lo más certera posible al lugar dónde se movían las ramas.
La gente de la jaula observaba el espectáculo con gran nerviosismo. Aunque estaba en total silencio, mantenían los ojos abiertos de par en par seguramente esperando lo peor.
Se paró rápidamente y desenvaino el filo que descansaba en su cintura. El muchacho había crecido en aquella zona y sabía los riesgos que corría al adentrarse en aquél lugar. Quedó un instante quieto, totalmente congelado y localizó los arbustos del otro lado del camino moviéndose de manera extraña.
Sigilosamente rodeó a la mula —Shhh tranquila... — Calmó al animal susurrándole sin perder de vista la maleza.
La mano le temblaba un poco y se percató. Llevaba el arma delante de él y la punta del cuchillo lo delataba, que debido a su largo dejaba en evidencia el temblequeo.
El muchacho se detuvo en seco. Estaba a un metro y medio de la maleza. Se agachó y cogió una piedra —Quizá podía hacer salir al animal antes de adentrarse a la vegetación —
*Mierda ¿Qué animal rastrero será?*
—¡SAL DE AHÍ! — Gritó enfurecido, arrojando la roca lo más certera posible al lugar dónde se movían las ramas.
La gente de la jaula observaba el espectáculo con gran nerviosismo. Aunque estaba en total silencio, mantenían los ojos abiertos de par en par seguramente esperando lo peor.