22/05/2019, 17:24
Al inicio, Kid se puso tenso. Esperó el momento justo, esperando ese instante para reventarlo. No iban a atraparlo, no ahora. Pero no ocurrió, por que Kid se quedó descolocado como si su mente hubiese viajado al pasado. Agachó la cabeza, la ladeó lentamente como si no entendiera. Ahí como le veían, sucio, andrajoso. De pronto se sintió viejo, y cansado. ¿Tanto tiempo había estado escondiéndose? Aislado. No quería saber absolutamente nada de Amegakure, pero su desprecio le llevó a tal desconocimiento.
—¿Quién es Yui?— No miraba a nadie. Parecía perdido.
—¿Cuanto... Cuanto tiempo llevas exiliado? ¿Dónde?— Incluso Shunsuke tenía mínima noción de ese nombre, por lo que la pregunta correcta debía ser como era posible que llegara a ese extremo.
—No importa, no quiero saber nada de ese pozo de sangre— dio dos pasos en el sitio, como un ebrio pasado de copas. Se llevó la diestra a la sien, intentando procesar la información. Un ermitaño total, que se olvidó del mundo, pero el mundo no de él. —Pensé que algún día iba a responder ante Sandaime Yuukaito-sama, pero si él ya no es Arashikage, no queda nadie ahí que pueda juzgarme por nada. Ni siquiera...— Apretó ambos puños, mirando al piso. —... ni siquiera Shishio.
Datsue quizás se acordara de la fecha en la que Kid dejó de competir en la carrera, quizás no. Lo cierto es que aquel año marcado en aquel gran telar, era una fecha muy terrible para el moreno. La razón por la cuál no regresó a proteger antes el templo, era porque temía reencontrarse con el que fue su mejor amigo.
—Siempre, ahorcándose los unos a los otros. No pienso volver, no puedo volver—. Se tensó, expectante. No podía dejar que nadie revelase su ubicación, su paradero. Tenía que largarse, aunque le pesaba por tener cuentas pendientes. —¿Cómo Kawaraga permitió que alguien que no fuese Shishio tuviese la información de acceso al templo?— Una vez mal, volvía a su actitud de no ver a los ojos al Uchiha.
—Kawaraga fue asesinado por el compañero de este sujeto—. Mano Cortada había acallado todo este tiempo, pero no pudo evitar meterse a la conversación al haber sido cercano a aquel par.
Kid de inmediato, lanzó una mirada fulminante a Shunsuke.
Las cerraduras fueron hechas para proteger cosas de las malas manos. Pero para un ninja, no suponían un impedimento fidedigno. Datsue entraría sin problemas, burlando la simple seguridad, cuando notaría que el escritorio del alguacil había quedado hecho un desastre. ¿Quién había entrado?
La puerta tenía seguro interno, así que seguía adentro.
Hubo un fuerte sonido de golpe metálico, proveniente de la carceleta, dos voces se gritaban.
—¿¡DESDE HACE CUANTO ESTABAS CONFABULADO CON KID!?— Arashi golpeó los barrotes con un palo.
Del otro lado, Bandō estaba riendo. No decía nada, sólo disfrutaba de ver a su hermano fuera de sus cabales. Si de todas formas iba a morir, al menos recibió el regalo de que lograría verlo hundido antes de de ello.
—Lo único que me duele, es que tu mujer no tiene nada que ver. ¿Te quiere mucho, sabes?
—¿Quién es Yui?— No miraba a nadie. Parecía perdido.
—¿Cuanto... Cuanto tiempo llevas exiliado? ¿Dónde?— Incluso Shunsuke tenía mínima noción de ese nombre, por lo que la pregunta correcta debía ser como era posible que llegara a ese extremo.
—No importa, no quiero saber nada de ese pozo de sangre— dio dos pasos en el sitio, como un ebrio pasado de copas. Se llevó la diestra a la sien, intentando procesar la información. Un ermitaño total, que se olvidó del mundo, pero el mundo no de él. —Pensé que algún día iba a responder ante Sandaime Yuukaito-sama, pero si él ya no es Arashikage, no queda nadie ahí que pueda juzgarme por nada. Ni siquiera...— Apretó ambos puños, mirando al piso. —... ni siquiera Shishio.
Datsue quizás se acordara de la fecha en la que Kid dejó de competir en la carrera, quizás no. Lo cierto es que aquel año marcado en aquel gran telar, era una fecha muy terrible para el moreno. La razón por la cuál no regresó a proteger antes el templo, era porque temía reencontrarse con el que fue su mejor amigo.
—Siempre, ahorcándose los unos a los otros. No pienso volver, no puedo volver—. Se tensó, expectante. No podía dejar que nadie revelase su ubicación, su paradero. Tenía que largarse, aunque le pesaba por tener cuentas pendientes. —¿Cómo Kawaraga permitió que alguien que no fuese Shishio tuviese la información de acceso al templo?— Una vez mal, volvía a su actitud de no ver a los ojos al Uchiha.
—Kawaraga fue asesinado por el compañero de este sujeto—. Mano Cortada había acallado todo este tiempo, pero no pudo evitar meterse a la conversación al haber sido cercano a aquel par.
Kid de inmediato, lanzó una mirada fulminante a Shunsuke.
***
Las cerraduras fueron hechas para proteger cosas de las malas manos. Pero para un ninja, no suponían un impedimento fidedigno. Datsue entraría sin problemas, burlando la simple seguridad, cuando notaría que el escritorio del alguacil había quedado hecho un desastre. ¿Quién había entrado?
La puerta tenía seguro interno, así que seguía adentro.
Hubo un fuerte sonido de golpe metálico, proveniente de la carceleta, dos voces se gritaban.
—¿¡DESDE HACE CUANTO ESTABAS CONFABULADO CON KID!?— Arashi golpeó los barrotes con un palo.
Del otro lado, Bandō estaba riendo. No decía nada, sólo disfrutaba de ver a su hermano fuera de sus cabales. Si de todas formas iba a morir, al menos recibió el regalo de que lograría verlo hundido antes de de ello.
—Lo único que me duele, es que tu mujer no tiene nada que ver. ¿Te quiere mucho, sabes?