23/05/2019, 04:26
—¿Que en Ame se están matando los unos a los otros? Eso no es novedad— Rió triste. —Las viejas costumbres no se dejan tan fácil...— Puso ambas manos en la cintura.
Shunsuke quiso decir algo, nuevamente por su gran bocota, pero el dolor le estaba consumiendo de una manera abrumadora.
—Patinaste chico, si crees que voy a entregarme. Más, porque no cometí ningún crimen. Lo único que quería, era dejar de lado esa estúpida aldea donde se arrancan la cabeza a mordiscos entre compañeros, entre camaradas. No tienes ni idea de la historia que hay bajo toda el agua que ha llovido en décadas, pero tampoco voy a ser yo el que te la voy a contar. Déjame en puta paz, que yo no vine a lastimar a nadie, salvo a aquellos que se atrevieron a destrozar una de las pocas cosas que aún me importaban en esta vida— Se cruzó de brazos. Aún tenía resquemor por las quemaduras en su piel, que si bien no eran muy notorias, ahí estaban como la sombra bajo el sol. Debía mantenerse más sereno, siguiéndole el juego al Uchiha.
Mano Cortada caminó hasta Shunsuke y le jaló de los cabellos, visiblemente molesto.
—¿Acaso piensas que puedes enmendar tan fácil lo que hiciste con una disculpa? Asobu asesinó a alguien importante para nosotros, además de dejarnos una herida muy profunda al mentirnos a todos nosotros. Has destrozado nuestro hogar, ¿y pretendes que te tengamos misericordia?— Lo levantó un poco mientras el mismo se agachaba, tratando de quedar frente a frente. —Esto no es un jueguito para que estés tan tranquilo, que no puedes regresarnos a la gente que queremos ni el tiempo ido— Le soltó.
El castaño agachó la mirada, cerró su único ojo, y brotó una solitaria lágrima.
—No quería llegar a esto, en serio lo lamento— Pero, había un motivo muy extremo por el cuál había cruzado la propia línea que él se había trazado para sí mismo sobre lo que es correcto y lo que no. Se arrepentía, pero ya era muy tarde.
—Asobu fingía llorar nuestros males el muy hijo de puta, así que no esperes que caigamos dos veces en eso— Le pegó una sonora bofetada.
La diferencia, es que el falso enfermero daba lástima por su enternecedor aspecto y actitud. Shunsuke, simplemente lloraba, pero, al menos eran sincero.
Kid se quedó viendo a Shunsuke, que por alguna razón, sintió que no estaba tratando de engañarlos. Sin embargo, ese no era su condenado problema. No iba a arriesgarse a ser atrapado.
—Tú no eres de amegakure, ¿eh señor Intrépido? No tienes motivos por los cuales acusarme, así que si no me causas problemas, yo no te los causaré. Pero quiero que me respondas una única pregunta...— Alzó un dedo. —¿Tú fuiste el qué usó los makibishi contra Galante?
Aquel bombazo descolocaría de repente a Mano Cortada.
—Él no haría eso, eso es trampa...— Pero empezó a dudar de sus propias palabras. Bandō dijo que Datsue específicamente lo atacó, no sólo con una sino con dos armas. No estaba confirmado que fue Datsue, pero se confirmaba que alguien lo hizo. ¿Dudaría del que les estuvo ayudando o del bandolero que siempre metía la pata hasta el fondo? —¿Los ninjas se transforman en quién sea no? Yo mismo lo vi tomar a él la apariencia de Asobu, pudo ser este malnacido en todo caso— Señaló a Shunsuke.
—¡YONOLOHICE!— Clamó inocencia.
—¡Oh Datsue! ¡Qué bueno que volviste!— El alguacil no lucía muy bien. Parecía estresado, pero ignorante de su herida sangrante. Aunque eso no impidió que le tomara de un hombro y le diera un par de palmadas en la espalda. —¡Claro! ¡Por supuesto!— Y dio más palmadas, nerviosas, fuertes, alteradas. —¿Ya fuiste a traer la llave a donde Utage te dijo?— empezó a caminar hasta la puerta, para luego voltearse. —¡Tú sólo indícame que hacer y cumpliré! ¿Era quitar todas al mismo tiempo cierto?— Su mostacho se sacudió un par de veces. Sonreía de la manera más falsa posible. —Normalmente un Reisei hace la entrega pero no estamos para eso. Tomas el dinero y te me largas a tu aldea.
Bandō sólo se reía desde los barrotes. Se serenó y se fue a sentar a un banco que estaba en la esquina más oscura de su celda, mirando a la pared. No se aguantó y siguió riendo.
Shunsuke quiso decir algo, nuevamente por su gran bocota, pero el dolor le estaba consumiendo de una manera abrumadora.
—Patinaste chico, si crees que voy a entregarme. Más, porque no cometí ningún crimen. Lo único que quería, era dejar de lado esa estúpida aldea donde se arrancan la cabeza a mordiscos entre compañeros, entre camaradas. No tienes ni idea de la historia que hay bajo toda el agua que ha llovido en décadas, pero tampoco voy a ser yo el que te la voy a contar. Déjame en puta paz, que yo no vine a lastimar a nadie, salvo a aquellos que se atrevieron a destrozar una de las pocas cosas que aún me importaban en esta vida— Se cruzó de brazos. Aún tenía resquemor por las quemaduras en su piel, que si bien no eran muy notorias, ahí estaban como la sombra bajo el sol. Debía mantenerse más sereno, siguiéndole el juego al Uchiha.
Mano Cortada caminó hasta Shunsuke y le jaló de los cabellos, visiblemente molesto.
—¿Acaso piensas que puedes enmendar tan fácil lo que hiciste con una disculpa? Asobu asesinó a alguien importante para nosotros, además de dejarnos una herida muy profunda al mentirnos a todos nosotros. Has destrozado nuestro hogar, ¿y pretendes que te tengamos misericordia?— Lo levantó un poco mientras el mismo se agachaba, tratando de quedar frente a frente. —Esto no es un jueguito para que estés tan tranquilo, que no puedes regresarnos a la gente que queremos ni el tiempo ido— Le soltó.
El castaño agachó la mirada, cerró su único ojo, y brotó una solitaria lágrima.
—No quería llegar a esto, en serio lo lamento— Pero, había un motivo muy extremo por el cuál había cruzado la propia línea que él se había trazado para sí mismo sobre lo que es correcto y lo que no. Se arrepentía, pero ya era muy tarde.
—Asobu fingía llorar nuestros males el muy hijo de puta, así que no esperes que caigamos dos veces en eso— Le pegó una sonora bofetada.
La diferencia, es que el falso enfermero daba lástima por su enternecedor aspecto y actitud. Shunsuke, simplemente lloraba, pero, al menos eran sincero.
Kid se quedó viendo a Shunsuke, que por alguna razón, sintió que no estaba tratando de engañarlos. Sin embargo, ese no era su condenado problema. No iba a arriesgarse a ser atrapado.
—Tú no eres de amegakure, ¿eh señor Intrépido? No tienes motivos por los cuales acusarme, así que si no me causas problemas, yo no te los causaré. Pero quiero que me respondas una única pregunta...— Alzó un dedo. —¿Tú fuiste el qué usó los makibishi contra Galante?
Aquel bombazo descolocaría de repente a Mano Cortada.
—Él no haría eso, eso es trampa...— Pero empezó a dudar de sus propias palabras. Bandō dijo que Datsue específicamente lo atacó, no sólo con una sino con dos armas. No estaba confirmado que fue Datsue, pero se confirmaba que alguien lo hizo. ¿Dudaría del que les estuvo ayudando o del bandolero que siempre metía la pata hasta el fondo? —¿Los ninjas se transforman en quién sea no? Yo mismo lo vi tomar a él la apariencia de Asobu, pudo ser este malnacido en todo caso— Señaló a Shunsuke.
—¡YONOLOHICE!— Clamó inocencia.
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—¡Oh Datsue! ¡Qué bueno que volviste!— El alguacil no lucía muy bien. Parecía estresado, pero ignorante de su herida sangrante. Aunque eso no impidió que le tomara de un hombro y le diera un par de palmadas en la espalda. —¡Claro! ¡Por supuesto!— Y dio más palmadas, nerviosas, fuertes, alteradas. —¿Ya fuiste a traer la llave a donde Utage te dijo?— empezó a caminar hasta la puerta, para luego voltearse. —¡Tú sólo indícame que hacer y cumpliré! ¿Era quitar todas al mismo tiempo cierto?— Su mostacho se sacudió un par de veces. Sonreía de la manera más falsa posible. —Normalmente un Reisei hace la entrega pero no estamos para eso. Tomas el dinero y te me largas a tu aldea.
Bandō sólo se reía desde los barrotes. Se serenó y se fue a sentar a un banco que estaba en la esquina más oscura de su celda, mirando a la pared. No se aguantó y siguió riendo.