23/05/2019, 16:27
Cualquiera que tuviera la posibilidad de visitar el interior de una de esas casas, diría que todo lucia perfectamente normal. De hecho, así lo habrían pensado ellos —Datsue, Akame, Kaido y el poco participativo Yota cuando recién atracaban en el barco en el puerto. Así lo pensaron también cuando se dirigieron a la mansión del noble dispuesto a repartir todo su supuesto patrimonio a un afortunado ganador entre cientos de visitantes.
Pero aquello había acabado siendo una gran mentira. Nada allí era normal. Todo era una ilusión. Una trampa mortal para gente común y corriente, aunque no para ellos. No para un ninja como Kaido.
Abrazado por el sígilo, el gyojin se dirigió a la nevera. Esperaba que los Dioses fueran buenos con él aunque sea una vez, y le permitiese encontrar lo que con tanto anhelo buscaba.
Y eso era comida. Lo que fuera, y que no estuviera podrida. Solo pedía eso.
Probó suerte ahí y en la congeladora.
Pero aquello había acabado siendo una gran mentira. Nada allí era normal. Todo era una ilusión. Una trampa mortal para gente común y corriente, aunque no para ellos. No para un ninja como Kaido.
Abrazado por el sígilo, el gyojin se dirigió a la nevera. Esperaba que los Dioses fueran buenos con él aunque sea una vez, y le permitiese encontrar lo que con tanto anhelo buscaba.
Y eso era comida. Lo que fuera, y que no estuviera podrida. Solo pedía eso.
Probó suerte ahí y en la congeladora.