23/05/2019, 16:52
«Bien, bien... » —se dijo, para tranquilizarse un poco. Amenokami le estaba sonriendo por primera vez en mucho tiempo.
O eso quería creer.
Primero trató de comprobar el estado de aquellos alimentos, empezando por el agua. Si veía que la temperatura del refrigerador era apta y que las botellas estaban precintadas, o que el agua lucía en buen estado; la bebería a pico tendido. Tanta agua salada pasándole sin parar por las branquias le daba una sed insaciable.
Luego haría lo propio con los vegetales.
La carne tendría que cocinarla, aunque lo más factible sería meterla así, sin condimento, en el horno.
Kaido realizó un sello e invocó a dos kage bunshin, a los que susurro muy de cerca un par de instrucciones.
—Tú vigila la entrada. Y tú empieza a peinar la casa, fíjate si hay alguien dentro.
El original se encargaría de cocinar.
O eso quería creer.
Primero trató de comprobar el estado de aquellos alimentos, empezando por el agua. Si veía que la temperatura del refrigerador era apta y que las botellas estaban precintadas, o que el agua lucía en buen estado; la bebería a pico tendido. Tanta agua salada pasándole sin parar por las branquias le daba una sed insaciable.
Luego haría lo propio con los vegetales.
La carne tendría que cocinarla, aunque lo más factible sería meterla así, sin condimento, en el horno.
Kaido realizó un sello e invocó a dos kage bunshin, a los que susurro muy de cerca un par de instrucciones.
—Tú vigila la entrada. Y tú empieza a peinar la casa, fíjate si hay alguien dentro.
El original se encargaría de cocinar.