23/05/2019, 19:28
El sonido de la puerta siendo golpeada no era difícil de escuchar y mucho menos fácil de ignorar cuando se hacía reiteradas veces en tan poco tiempo.
Sus pasos se movían por el interior de la casa al ritmo de los golpeteos, no sentía precisamente que estuviese atrasado con su ritual de vestimenta sino más bien que el mensajero se había adelantado, quizás por ansioso o por tener un itinerario apretado ese preciso día.
Cuando estuviese listo, la puerta corrediza de la entrada se abriría y abriendo su paraguas en la galería daría unos pasos hacía el exterior. Apresuraría la marcha de sus botas por el patio que rodeaba la casa hasta llegar al muro que rodeaba la totalidad de la propiedad, muro de cemento con tuberías acá y allá y una entrada tradicional con un pequeño techo a juego con el de la casa misma.
Mogura movería la traba de la puerta y no demoraría mucho en poner a trabajar las bisagras donde estaba montada.
—Buenos días, Azuma-san.
El médico se mostró al otro lado del portal pálido como siempre y con su clásica cabellera larga atada con la bandana. Tenía puesto un chaleco, pero no el militar, uno de vestir, con una corbata y una camisa debajo.
Sus pasos se movían por el interior de la casa al ritmo de los golpeteos, no sentía precisamente que estuviese atrasado con su ritual de vestimenta sino más bien que el mensajero se había adelantado, quizás por ansioso o por tener un itinerario apretado ese preciso día.
Cuando estuviese listo, la puerta corrediza de la entrada se abriría y abriendo su paraguas en la galería daría unos pasos hacía el exterior. Apresuraría la marcha de sus botas por el patio que rodeaba la casa hasta llegar al muro que rodeaba la totalidad de la propiedad, muro de cemento con tuberías acá y allá y una entrada tradicional con un pequeño techo a juego con el de la casa misma.
Mogura movería la traba de la puerta y no demoraría mucho en poner a trabajar las bisagras donde estaba montada.
—Buenos días, Azuma-san.
El médico se mostró al otro lado del portal pálido como siempre y con su clásica cabellera larga atada con la bandana. Tenía puesto un chaleco, pero no el militar, uno de vestir, con una corbata y una camisa debajo.
Hablo - Pienso